El Pórtico, en su Gloria

El Pórtico de Gloria, tras su restauración

El Pórtico regresa a su Gloria. El Pórtico del maestro Mateo, obra magna de la catedral de Santiago, recupera su esplendor “tras diez años de estudios, minuciosos y reiterados análisis y delicado trabajo de restauración”, como lo describió el arzobispo Julián Barrio en su presentación el 28 de junio. “Un día que creo que es histórico”, añadió. Lo es. Los ancianos músicos, los profetas, los apóstoles –los pilares que sostienen la fe– reflejan, como nunca lo hemos visto, la majestad del Señor del Tiempo, de la Historia y de la Eternidad. La “materia gris” con la que habíamos conocido el Pórtico de la Gloria es ahora una rica policromía de azules, bermellón, verdes de cobre y blancos pigmentos de plomo. También sobresalen las láminas de oro, que otorgan a las tallas románicas un aire barroquizante.

“Mayoritariamente la policromía que está a la vista es la del siglo XVII, porque de la primera policromía medieval apenas se conservan restos, solo algunos azules. Normalmente no se añade color nunca si no es estrictamente necesario, y aquí la calidad era tan buena que no ha habido discusión”, afirma Ana Laborde Marqueze, coordinadora de Restauración del Programa Catedral de Santiago desde el 2015, cuando sucedió a Concha Cirujano.

6,2 millones de euros

Justo cuando se cumplen 850 años de pensión vitalicia otorgada al maestro Mateo por el rey Fernando II de León para sus trabajos en la catedral, el equipo que ha dirigido Laborde revela lo más llamativo del “nuevo” Pórtico, que es la sucesión de policromías existentes. “Más de las que se pensaba”, apunta Laborde. Análisis estratigráficos, cromatografía de gases, espectroscopía infrarroja o fluorescencia de rayos X, entre otras técnicas, se han sucedido durante la década que ha durado la restauración, financiada por la Fundación Barrié con 6,2 millones de euros.

El resultado de ese esfuerzo –y dedicación– lo describe Daniel Lorenzo, director de la Fundación Catedral: “Hemos dejado para el porvenir la huella del esplendor de esta obra magnífica, culmen del románico, y para el hoy, para este momento, la luz que ya refleja y la belleza que nos transmite”.

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