Pepa Torres: “Debemos acostumbrarnos a una visión de un Dios no solo creador, sino cuidador”

  • La religiosa y activista, ponente del encuentro ‘Mujeres en Diálogo’ del Instituto Superior de Pastoral
  • “Los hombres no pueden quedarse de brazos cruzados en los cuidados, menos si se encuentran en la Iglesia”, recuerda

La teóloga y activista Pepa Torres en unas jornadas sobre mujer

“Los cuidados son necesarios para la vida y los hombres no pueden quedarse de brazos cruzados, mucho menos si se encuentran dentro de la Iglesia”. Así lo expresó la teóloga y activista Pepa Torres ayer, 4 de abril, durante el encuentro ‘Mujeres en Diálogo’ celebrado en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid.

En la ponencia, que llevaba por título ‘Cuidados y economía invisible de las mujeres. Feminismo, teologías y cuidados’, la religiosa apostólica del Corazón de Jesús remarcó además que es necesario un proceso de cambio personal y social con respecto a la asistencia de las personas más vulnerables, de tal manera que recaigan de igual forma tanto en hombres como en mujeres.

“Históricamente estas tareas se nos han atribuido a nosotras, también dentro de la Iglesia, donde está clarísimo lo que nos corresponde a hombres y mujeres”, indicó Torres, haciendo a su vez especial hincapié en la necesidad de tomar otros modelos de referencia evangélicos, así como nuevas narrativas y liturgias de corte feminista.

Cuidar la fragilidad

Por todo ello, si bien considera que, aunque pequeños, con Francisco ha habido cambios, Torres apoya que estos esquemas pueden romperse a través de la teología y la espiritualidad. “Debemos acostumbrarnos a una visión de un Dios no solo creador, sino cuidador”, apuntó. Una teología que, en definitiva, se basa en el cuidado de lo frágil, de lo pequeño y vulnerable.

La aspiración a un cuidado mutuo, que no entienda de género, sin jerarquías ni privilegios, es también uno de los objetivos a conseguir a la hora de romper con la idea del amor romántico. “Ese todo por amor no es el amor cristiano, que pasa por reconocer la propia dignidad para poder reconocer la del prójimo”, explicó la religiosa.

La educación también es uno de los pilares a la hora de construir la identidad como hombres o mujeres. “Socialmente tenemos una manera de aprender unos roles u otros, pero eso se puede desaprender, y es precisamente ahí donde la perspectiva de género tiene tanto que aportar”, agregó.

La “demonización” de la lucha feminista

Por otro lado, la religiosa alertó sobre la “demonización” de la palabra ‘feminismo’, que “en realidad no es más que la búsqueda de la igualdad”, recalcó. Unos derechos que han ido conquistándose a lo largo de la historia hasta llegar al momento actual. “Ahora mismo nos planteamos el carácter transversal de la lucha feminista, ya que no solo se trata de una cuestión de género, sino también de raza y de posición económica”, apunta Torres.

Precisamente por la necesidad de ese trabajo a favor de la igualdad, Torres remarcó la importancia de la huelga del pasado 8 de marzo, que precisamente era también de cuidados. “Estos son un valor universal del que han de apropiarse también los varones para poder asumirlos de manera elegida, no impuesta por mandato de género”, afirmó la religiosa.

Apoyándose en el trabajo de la economista Amaia Pérez Orozco, Torres señaló que esta situación está legitimada por un sistema en el que todo lo vinculado a la mujer se devalúa. “En el capitalismo lo que se tiene en cuenta son agentes como los mercados financieros, las empresas… pero no aquello que lo sostiene, que es el trabajo en los hogares, el cuidado de mayores y niños, la alimentación, la higiene y la satisfacción”, explica Torres.

Deuda de cuidados

Un sistema que ha dejado, con el paso del tiempo, una deuda de cuidados. “Esto se produce cuando una persona no dependiente delega sus propios cuidados en otras personas”, indicó Torres. Generalmente, hombres en mujeres o, cuando las mujeres acceden al mercado laboral, hombres y mujeres del Norte en mujeres del Sur.

“Si no nos ponemos manos a la obra esto quedará únicamente en manos de mujeres muy vulnerables económicamente, y es precisamente aquí donde entra en juego el factor racial”, apuntó Torres. Para ello, hace referencia a la necesidad de que las mujeres no deban dejar de lado otros aspectos de su vida por dedicarse obligatoriamente a los cuidados, sino que aspectos como la crianza se asuman de manera colectiva.

“Los cuidados pasan también por el autocuidado, por la responsabilidad con una misma, con nuestros deseos y con cultivar nuestros talentos”, aseveró. Pero todo ello no se conseguirá “hasta que se cambie ese sistema patriarcal que continua reconociendo a las mujeres como un agente complementario al hombre”.

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