Las teresianas de América exhortan a “romper la lógica de la violencia y revertir el daño ecológico”

Religiosas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, reunidas en Colombia, abordaron diversas realidades del continente bajo la premisa de escuchar el “grito de los pobres y de la tierra”

Un representativo grupo de hermanas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús de las provincias de América, se reunió en Medellín (Colombia), del 20 al 25 de marzo, en el marco del Encuentro Continental de Gobiernos de América. Producto de estas jornadas han hecho público un comunicado donde expresan que “miramos nuestro continente y nos sentimos conmovidas al escuchar el grito de los pobres y el grito de la tierra”.

En este sentido, han formulado una serie de denuncias relacionadas directamente con los derechos de los pueblos originarios, las corrientes migratorias, la trata de niños, adolescentes, jóvenes y mujeres, la violencia de género y, con especial énfasis, el daño ecológico.

La minería, que atraviesa todo el continente, repercute en la contaminación de ríos, de los océanos y de la tierra, genera numerosas enfermedades en las personas y animales y provoca innumerables desplazamientos de poblaciones enteras”, señalan.

Posicionamiento público

Para la familia teresiana esta realidad es dolorosa e indignante, por lo cual las religiosas acogen la invitación del papa Francisco en Laudato Si’, quien urge “a una profunda conversión ecológica y a posicionarnos públicamente en defensa de la madre tierra y de los más vulnerados a causa del deterioro de la casa común y de las políticas que atentan contra el bien de los pueblos”.

Apelando al Documento Conclusivo del XVII Capítulo General, celebrado en Roma en septiembre de 2017, ante “el clamor de la tierra y de los pobres”, presentan un conjunto de propuestas concretas.

En primera instancia, animan a asumir con urgencia una lucha por el cambio cultural y “construir con otros y otras una propuesta ética universal que nos permita avanzar en el proceso de humanización y reconciliación en nuestra sociedad”.

Un asunto insoslayable –en este pronunciamiento– tiene que ver con lo educativo, pues uno de los aspectos clave del itinerario teresiano radica en que las personas puedan descubrir el proyecto de Dios en sus vidas, desarrollen sus capacidades y sean agentes de transformación social.

Ética del cuidado como alternativa

Por ello, la comunidad teresiana del continente asume, desde su carisma educativo, “la ética del cuidado como alternativa”, con el compromiso de implicarse “en el aprendizaje y la construcción de una pedagogía generadora de transacciones ganar-ganar en todos los espacios de socialización donde ocurre la vida”, a fin de generar una inteligencia colaborativa y solidaria frente a inteligencia competitiva y dominadora. “Solo este tipo de transacciones hace posible el aumento de la riqueza y la equidad al mismo tiempo”, apuntan.

Otro de los retos propuestos por la Compañía de Santa Teresa de Jesus en América tiene que ver con el propósito de “romper la lógica de la violencia y del egoísmo, y prevenir y revertir el daño ecológico”, porque “queremos realizar opciones y acciones que nos lleven a identificar y modificar comportamientos y hábitos cotidianos que tienen incidencia directa en el cuidado del ambiente”.

Una nueva ciudadanía

Asimismo, para las teresianas se hace imperativo “formarnos y formar para una nueva ciudadanía”, puesto que con ello se crea organización “perteneciendo activamente a organizaciones”, para convertir a las personas “en actores sociales capaces de defender sus derechos”.

“Estamos dispuestas a implicarnos en la defensa de nuestros recursos comunes que son para el beneficio de la humanidad y a desarrollar un concepto grande de hospitalidad porque reconocemos que solo hay una casa común”, concluyen las teresianas de América en su comunicado.

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