¿Qué opina la Iglesia de la prisión permanente revisable?

Capilla ardiente del niño Gabriel Cruz en la Diputación de Almería, por donde desfilaron miles de almerienses a lo largo del 13 de marzo

Cuatro días después de conocerse el asesinato en Almería del pequeño Gabriel Cruz a manos de la pareja de su padre, hecho que ha conmocionado a la sociedad española, el Congreso de los Diputados debate este jueves 15 de marzo la proposición del PNV para derogar la prisión permanente revisable, petición a la que PSOE y Podemos habían confirmado que votarían favorablemente.

Este asesinato, y casos como los de Diana Quer, han levantado una oleada de indignación ciudadana que ha conseguido más de dos millones y medio de firmas para que el Congreso no derogue una ley que aprobó el PP en 2015. Pero, ¿qué opina la Iglesia de este medida?. “Estos delitos son detestables, una bestialidad que la Iglesia condena totalmente. Pero las peticiones que se están oyendo de cadena perpetua o pena de muerte supone ponerse al mismo nivel que los culpables de estos delitos, a los que queremos ajusticiar. Y la Iglesia no lo aprueba“, señala Florencio Roselló, director del Secretariado de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal.

“La calle pide mayor dureza”

En cuanto al debate sobre su derogación en el Congreso, el sacerdote asegura que la presión ciudadana “hará que los políticos mantengan la prisión perpetua revisable”. “Ciudadanos, que en principio se había mostrado contrario a esta ley, ha pedido que se endurezca. Y es que los políticos no van a rebajar el nivel de tensión de la sociedad, porque este es un tema que les va a dar votos. Decir lo contrario no sería políticamente correcto. La calle pide mayor dureza con estos delitos. El PP ya endureció la ley hace un mes…”.

“La pena perpetua revisable no logrará que haya menos violencia. Hoy cuesta mucho pronunciarse en este sentido. Pero España es el tercer país del mundo más seguro en cuanto a este tipo de muertes violentas. Aquí se cumplen entre 10 y 15 meses más de condena por los mismos delitos que en cualquier otro país de la Unión Europea, y con el Código Penal más duro”, relata Roselló, quien insiste en su argumentación: “A mayor condena no se solucionará el problema de la violencia”.

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