“Volvería a ser sacerdote”

  • Sacerdote, misionero y al servicio de la Iglesia, allí donde le pedían
  • Una vida de entrega, de trabajo, de dedicación. Abrió un camino en los medios de comunicación

A los 88 años de edad y 60 años de servicio pastoral en Chile, murió el padre Juan Bagá Ballus, catalán que respondió al llamado que hizo el Papa Pío XII pidiendo sacerdotes misioneros para América Latina. La Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) creada para organizar el traslado de cientos de sacerdotes españoles a Latinoamérica, fue el cauce para la venida del Padre Bagá, como todos, por cinco años. Cinco años que se transformaron en toda su vida.

Murió siendo vicario cooperador de la parroquia Inmaculada Concepción, en el elegante barrio Vitacura, de Santiago, donde vivió los últimos 36 años. Allí será su funeral con una Misa presidida por el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati. Sus restos serán trasladados a su pueblo natal, Torá, en Lérida, España.

“Me ordené sacerdote para la iglesia no sacerdote para mi diócesis”, dijo Bagá al boletín de su parroquia en una entrevista el año 2014. Y agregó: “En América Latina había un sacerdote para cada 7 mil personas esto no podía ser. Me he hecho sacerdote para los demás no para mí, me debo a los otros y por eso me ofrecí a ir a misiones donde fuera más necesario y en Latinoamérica había muchos cristianos y pocos sacerdotes”.

Cumplió encargos

Así, a sus 28 años de edad llegó a Chile y fue designado asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC) donde se enfrentó a la carencia de Biblias y Nuevos Testamentos para los militantes. Los importó desde España motivando así al entonces arzobispo, cardenal Raúl Silva Henríquez, a encargarle una campaña masiva, nacional, de distribución de la Biblia. Viajó a varios países, consiguió buenos precios y apoyo financiero con lo que pudo distribuir 250 mil Nuevos Testamentos y 45 mil Biblias. Así nació su dedicación a los libros. Estuvo a cargo de una editorial, creó la Distribuidora Latinoamericana de Publicaciones, Sociedad Anónima (DILAPSA) con la que abrió la librería Manantial, en la Plaza de Armas de Santiago, que aún es la más importante en libros religiosos, ahora con otro dueño.

“He procurado decir que sí a lo que se me pide” respondió Bagá en la entrevista citada. “Mi sacerdocio nunca ha sido del más normal, explicó, lo normal es dedicarse a la parroquia, a celebrar bautizos, sacramentos. Siempre me he considerado un servidor del obispo y las cosas que he hecho han sido respuesta a encargos que me han hecho”.

En la época de la reforma universitaria recibió otro encargo: co-fundar el Departamento Universitario Obrero Campesino (DUOC) para vincular la Universidad Católica con los trabajadores.

Pionero en medios de comunicación

El ámbito de los medios de comunicación fue otro sector al que dedicó muchos años, mucho esfuerzo, abriendo caminos en diversos cargos: director de Radio Chilena, de la revista Pastoral Popular y del Departamento de Opinión Pública del Arzobispado de Santiago, profesor en la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica de Chile, entre otros.

“Los sacerdotes que se dedican a los medios de comunicación son libre pensadores, si quieren romper fronteras. A veces a la jerarquía no le gusta ese papel pionero. La radio y la televisión no son para rezar rosarios, pueden hacerlo, pero van a terminar en un ghetto muy pequeño”, dijo al boletín de su parroquia en 2014.

Reconocido como un hombre afable, con una memoria admirable, alegre y con buen sentido del humor, era fácil con él tener una conversación grata y fluida. Atento a escuchar a quienes buscaban en él al sacerdote.

Cuando cumplió 60 años de sacerdocio confesó: “Estoy contento de lo que he hecho. Estoy contento de haber sido sacerdote, volvería a ser sacerdote”.

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