“Los enfermos tienen que ser curados, pero también consolados”

  • Un libro incide en la necesidad de un apoyo también espiritual a los enfermos de cáncer
  • En ‘Oncología y bioética’, varios especialistas insisten en la importancia de que los médicos se formen también en aspectos éticos

Presentación del libro de bioética de José Ramón Amor Pan en la Fundación Pablo VI

En los próximos años, el cáncer se convertirá en la primera causa de muerte en los países desarrollados. Sin embargo, un velo de miedo y misterio sigue rodeando a esta enfermedad que, hasta hace muy poco tiempo, se pronunciaba en voz baja y estigmatizaba a muchos enfermos.

Para empezar a romper esta dinámica, la sede de la Fundación Pablo VI, en Madrid, acogió el 22 de febrero, la presentación del libro ‘Bioética y oncología. Una puerta abierta a la oportunidad, una iniciativa de la Sociedad Oncológica de Galicia (SOG), con la que se pretende humanizar la asistencia oncológica y que los médicos tengan en cuenta los valores y creencias de los pacientes con cáncer como parte de su atención integral.

“La ciencia no siempre puede considerarse avanzada”, señaló la doctora Blanca López-Ibor, quien consideró “indispensable una formación en bioética”. Poniendo su propio ejemplo, la jefa de la Unidad de Hematología y Oncología Pediátrica Hospital Universitario Montepríncipe, de Madrid, afirmó que ella, tras profundizar en esta novedosa disciplina, “ya no busco razones para escudarme en prácticas médicas discutibles y ningún comité me podrá convencer de que algo que hice está bien si mi conciencia dice que no es así”.

Escuchar al paciente

“La bioética –añadió la doctora– acompaña a cada acto médico y la mayoría de los problemas se esfuman cuando la comunicación con el enfermo es veraz, se le ha dado información y se le ha escuchado“, por lo que instó a “empezar a construir desde la ética del respeto”.

Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Comisión Central de Deontología, Derecho Médico y Visado del Consejo General de Colegios Médicos de España, puso el dedo en una llaga abierta por los parlamentos en muchos sistemas sanitarios desarrollados, entre ellos el español: “Se está legislando sobre cómo acabar con la vida de quien quiere, cuando no tenemos resuelta la atención a los pacientes terminales”, apuntó.

La vida siempre es digna, lo que es indigno son las condiciones que muchas veces imponemos a los pacientes para que vivan, y sobre todo, cuando somos los médicos los que las imponemos”, abundó.

Un enfermo en una camilla en una habitación llena de aparatos médicos

Sendín, médico de familia, destacó también la importancia de la comunicación con los pacientes, “lo mismo que el apoyo espiritual, del que este libro está impregnado”. Sin embargo, añadió, “lejos de ofrecer consuelo y salidas, estamos pensando en darle al paciente una salida programable, algo que es lamentable”.

La dificultad de hablar de la muerte

Francisco Javier Barón Duarte, coautor del libro y oncólogo en el Complejo Hospitalario de A Coruña, aseveró con resolución que “la bioética resuelve problemas, no es algo filosófico que está ahí, por eso merece la pena formarse en bioética”. “En mi práctica médica como oncólogo, el 50% es ética y el resto técnica”, reconoció, lamentando que los médicos de esta especialidad “no conversamos con nuestros pacientes”.

“Es una oncología irruptiva en la última semana de vida del paciente y en la planta. Aplazamos la conversación difícil, la del fallo al tratamiento o de la posibilidad de la muerte, y hace años que tengo muy claro que es más fácil hablar de oncogénesis que del sufrimiento y la muerte”.

Sí reconoció el doctor Barón que la oncología había conseguido aumentar la supervivencia de los enfermos, pero se preguntó si había logrado disminuir su sufrimiento. “Lo que piden los enfermos es algo básico: una relación sensible, una información a través de un médico de referencia y una atención integral y continuada”, aseguró, para reivindicar igualmente que la dimensión trascendente tampoco debe ser ignorada en esa atención integral.

Médicos sin formación en bioética

De la necesidad de promocionar los aspectos éticos de los oncólogos, “dado que esta especialidad con frecuencia roza la autonomía del paciente”, habló María Teresa García, jefe de sección de Oncología el Hospital Morales Meseguer de Murcia, quien se felicitó por la existencia de un libro como el que se presentaba, que, precisamente, “profundice en los aspectos éticos de la oncología”.

La doctora García se hizo eco de una reciente encuesta sobre la formación bioética de los oncólogos españoles para mostrar el largo camino que aún queda por recorrer en este aspecto. Así, la encuesta fue contestada por 177 especialistas –”el 10% de los miembros de la Sociedad Española de Oncología”–, donde se evidenciaba la falta de formación de la mayoría de ellos, aunque con el esperanzador dato de que 160 del total de los encuestados mostró su interés en mejorar su formación en ética y bioética.

En oncología no hay ningún acto que sea éticamente indiferente, sino que tiene un valor moral profundo y de responsabilidad”, concluyó.

¿Bioética o cosmética?

Hay gente que te dice que le entusiasma la bioética, lo he oído a políticos y gerentes de hospital, pero luego no se traduce en hechos. Eso no deja de ser una cosmética en vez de una bioética”, señaló José Ramón Amor Pan, bioeticista y uno de los autores del libro.

Tenemos un magnífico sistema público de salud. Pero nos falta tiempo y cariño, esa postura amable, porque la pantalla de ordenador está siendo un hándicap tremendo para la relaciones médico-paciente, pues los especialistas pasan más tiempo con los ojos en la pantalla que en el paciente. No deberíamos perder la medicina que se relaciona con pacientes, que les visita y acompaña, que también sabe despedirse…”, señaló el también teólogo gallego.

Un enfermo en tratamiento paliativo

Amor Pan reconoció que el panorama es difícil, pues “la propia sostenibilidad del sistema sanitario está amenazada” y “hay médicos que tienen que parear pacientes”. Sin embargo, añadió, “a pesar de eso, tienen tiempo para reflexionar sobre los dilemas éticos que ven en el día a día”.

En todo caso, mostró su escepticismo porque, a día de hoy, sobre estos temas “aún nos seduce y deslumbra más lo técnico, mientras que nos olvidamos de los aspectos humanos, los relegamos a un aspecto secundario. Pero lo cierto es que, aunque los pacientes claro que quieren ser curados, también quieren ser consolados” de su enfermedad.

Apuesta de la Fundación Pablo VI por la bioética

La presentación del libro se inscribe, como apuntó en el acto el director general de la Fundación Pablo VI,  Jesús Avezuela, dentro de la apuesta de esta institución eclesial “por la bioética en un momento en el que estamos viviendo un progreso científico inimaginable y vertiginoso“.

Por ello, invitó “a velar porque ese ritmo acelerado no vaya esquilmando los valores éticos de la persona, que es uno de los objetivos del Observatorio de Bioética y Ciencia impulsado por la Fundación Pablo VI, y del cual uno de los autores del libro, José Ramón Amor Pan, es su coordinador”.

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