‘México es MAS’, programa de la Iglesia para ayudar a los afectados por los terremotos

  • Este modelo pionero de intervención tiene como objetivo ayudar a recuperar la esperanza cristiana y superar el trastorno por estrés postraumático de las víctimas
  • Las siglas del programa solidario hablan de Misericordia, Acompañamiento y Solidaridad

La Dimensión de Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha implementado un programa de ayuda dirigido a las personas que se vieron afectadas por los terremotos de septiembre del 2017. Se trata de un proyecto que lleva por nombre ‘México es MAS’, que significa Misericordia, Acompañamiento y Solidaridad, y que tiene como objetivo ayudar a recuperar la esperanza cristiana y a superar el trastorno por estrés postraumático. 

En entrevista para Vida Nueva Digital, el Secretario Ejecutivo de la Dimensión Familia, el padre Óscar Lomelín Blanco, explicó que el proyecto surgió como respuesta al llamado que hizo monseñor Alfonso Miranda Guardiola, Secretario General de la CEM, a todas las comisiones y dimensiones episcopales para analizar cómo se podía responder de manera integral y permanente, como Iglesia, a las familias y comunidades afectadas por los terremotos de septiembre del año pasado.

Y es que –dijo– la Iglesia tenía que dar una respuesta de largo plazo, pues como sucede siempre en estos casos, sabíamos que tarde o temprano la sociedad se iba a olvidar de los damnificados una vez que dejaran de ser noticia en los medios de comunicación.

Detalló que las comisiones y dimensiones hicieron algunas propuestas, cuatro de las cuales fueron adoptadas por la Secretaría General de la CEM, entre ellas la de la Dimensión Familia: ‘México es MAS’.

Atención integral

Explica el padre Óscar Lomelín: “MAS es un modelo de intervención dirigido a familias y comunidades en esa situación, el cual tiene dos objetivos claros: desde el punto de vista de la fe, ayudar a recuperar la esperanza cristiana; es decir, evitar que se interpreten estos hechos como que Dios castiga, olvida o pone pruebas. Y desde el punto de vista emocional, superar lo que los psicólogos llaman trastorno por estrés postraumático, que se genera en este caso ante la pérdida de los bienes, o incluso del trabajo”.

Sobre esto último, precisó que el estrés postraumático modifica el comportamiento de la población, generando, entre otros efectos, alteraciones del sueño y pesadillas, dificultad para concentrarse, bajo rendimiento académico o laboral, sensaciones de soledad, preocupación y tristeza, sentimientos de culpa, pensamientos negativos y sensaciones pesimistas sobre el futuro.

El sacerdote añadió que los sucesos catastróficos, como son los sismos, también generan un desánimo espiritual, un alejamiento de las cosas de Dios, cuestionamientos en el sentido de que, si Dios es amoroso y misericordioso, ¿por qué permitió que ocurrieran hechos tan dolorosos? Por ello –aseguró– es necesario trabajar en la recuperación de la fe, en la confianza en Dios y en la esperanza cristiana.

Este modelo de intervención se realiza con misioneros voluntarios, quienes organizan actividades y dinámicas a nivel de juego en las comunidades afectadas; es un proceso de 12 semanas en las que se busca lograr los dos objetivos.

El plan piloto

Fue el 31 de enero pasado cuando inició el plan piloto en las localidades de Unión Hidalgo y Niltepec en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, ambas con fuertes rezagos económicos. “Cada semana –explicó el sacerdote– un grupo de cuatro voluntarios (laicos, agentes de pastoral o sacerdotes) de la Diócesis de Piedras Negras está viajando a estas comunidades. Una vez que se cumplan las 12 semanas se hará una evaluación a fin de replicar el proyecto en otras comunidades afectadas”.

Aclaró que por el momento no pueden participar voluntarios de otras diócesis, sino hasta que transcurran los tres meses de implementación y se evalúe. Entonces se vería la posibilidad de aplicarlo en otros estados afectados, como Chiapas o la Ciudad de México.

Con el apoyo del MFC

Al respecto, Jesús Manuel Ramos y Blanca Sastré, coordinadores nacionales del Movimiento Familiar Cristiano, y quienes participan en el proyecto ‘México es MAS’, aseguraron que las brigadas que están llegando a las comunidades cuentan con las herramientas necesarias para realizar las actividades a fin de paliar el estrés postraumático: “las actividades están organizadas en sesiones, de tal manera que, mediante una metodología secuencial, progresiva y sistemática, preparada por psicólogas, intentarán que en estos tres meses se cumpla el programa completo de atención a este tipo de síndromes”.

Explicaron que el proyecto no fue elaborado al vapor, sino que hubo todo un proceso de preparación, de planeación, y sobre todo de diseño de las herramientas de acompañamiento: “Para la parte espiritual se optó por la Lectio Divina como una manera de hacer que la Palabra de Dios también toque las vidas de estas personas a través de la reflexión, meditación y acción”.

Adelantaron que adicionalmente a este proyecto se desarrollará un modelo de diálogo y oración familiar llamado “Altares Familiares”, del cual próximamente darán a conocer más detalles.

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