Propone el Arzobispo de Oaxaca “oración” y “sacrificio” para reconstruir la vida social

  • Chávez Botello recuerda que la paz nunca se alcanza por la fuerza, las armas o la violencia, sino estando cerca de Dios, y anuncia una jornada especial de oración para su diócesis

Ante la difícil realidad por la que a traviesa el país, es fundamental mantener viva la relación con Dios a través de la oración y el sacrificio, toda vez que la paz social nunca se alcanza por la fuerza, las armas o la violencia, pero sí por la oración.

Así lo dijo el arzobispo de Antequera Oaxaca, monseñor José Luis Chávez Botello tras señalar que ante los estragos de la violencia y la corrupción en México, se percibe desaliento y desesperanza en la sociedad, lo que provoca que algunos pierdan el rumbo de lo que hacen, descuidando lo más importante, lo que realmente fortalece y protege la vida.

Oración, el mejor escudo y la mejor arma

Al referirse a la oración como medio eficaz para alcanzar al paz, el Arzobispo recordó que ésta pone al hombre frente a Dios, lo que le permite reconocerse como es, con necesidades, errores y cualidades.

En la oración –abundó a través de un comunicado– “aprendemos a escuchar y a dialogar con el Señor hasta discernir la verdad y conocer su voluntad; allí encontramos la luz y la fuerza para realizar el bien que nos pide. El reconocimiento sincero del mal cometido, nos mueve a la reconciliación y al perdón; reconocer las bondades recibidas nos impulsa a la caridad, a la fraternidad y a la comunión concreta. Así se fortalece la identidad y misión de los cristianos. Por eso constatamos que ‘El que ora, mejora; el que no ora, empeora’”.

También aseguró que quienes aprenden a hacer vida la oración, cultivan actitudes de humildad, confianza, gratitud, perdón y amor, y ven la vida con serenidad, afrontan los peligros y conflictos de manera constructiva.

Dejó en claro que para los cristianos, la oración es el mejor escudo, la mejor arma y el alimento nutritivo en todo tiempo y situación; es la experiencia de la Iglesia a través de los siglos. “De allí la recomendación del Señor de orar siempre y sin desfallecer”, dijo.

Sacrificio, para la lucha contra el mal

Monseñor Chávez Botello también se refirió al sacrificio como una señal clara de hacer lo que Dios nos pide; es decir, abrirnos más a Él y a los demás desde el amor. “Son pasos para ejercitar nuestro cuerpo y espíritu en la lucha contra el mal, en la caridad y en el bien común; son pasos para construir la fraternidad y la convivencia pacífica; es querer sanar y crecer desde dentro en el bien para vivir más unidos a Dios y a los demás”.

Pidió no olvidar que el Señor está al tanto de lo que pasa en el país, y “sólo espera la súplica de corazón y que mostremos dar pasos firmes para enderezar y mejorar la vida. La situación que sufrimos nos interpela a mejorar nuestra oración suplicante y confiada en Dios”.

Jornada por Oaxaca

Tras llamar a esforzarse por unir el sacrificio a la oración, el arzobispo Chávez Botello recordó que ese es precisamente el sentido y finalidad de la próxima Jornada de Oración y Sacrificio por la Reconstrucción, la Reconciliación y la Paz social que tendrá lugar en esa Iglesia particular el próximo jueves 25, fiesta de la Conversión de San Pablo. “Sea una oportunidad para fortalecer el hogar, la capilla y el templo parroquial como lugares privilegiados para aprender a escuchar y a dialogar con Dios en la oración; donde experimentemos que la oración mueve desde el corazón para cambiar, mejorar, abrirnos a los demás y para fortalecer la unidad”.

Pidió a la comunidad esforzarse para que el hogar, las capillas y templos lleguen a ser realmente escuelas de oración y de experiencia comunitaria de fe; lugares donde se aprenda y se experimente el saludo, el respeto, la confianza, la ayuda mutua, el aprecio, la amistad y la convivencia.

Monseñor Chávez Botello no tiene duda de que la oración unida al sacrificio es el mejor camino para alcanzar la reconciliación y la paz desde el corazón, para reconstruir el tejido de nuestra sociedad, por ello llamó a cuidar de manera especial el rezo del santo rosario, las Horas Santas y la celebración de la Eucaristía.

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