Obispo Arizmendi: “¿Vemos el nuevo año con esperanza o con angustia?”

  • El administrador apostólico de San Cristóbal de las Casas llama a construir esperanza promoviendo justicia, solidaridad, respeto a los derechos humanos y fraternidad, a fin de contrarrestar todo lo triste y doloroso que hay en México

En la recta final del 2017 y de cara a las elecciones del año entrante, en las que se disputarán tres mil 327 cargos públicos federales, estatales y municipales, el obispo Felipe Arizmendi Esquivel ha hecho un llamado a los mexicanos a ser críticos ante las ofertas de los candidatos a puestos públicos, pero sobre todo, abatir la corrupción y practicar la justicia y la solidaridad para que el país sea otro. “Es lo que deseamos para el nuevo año”.

En su mensaje semanal, el Administrador Apostólico de San Cristóbal de las Casas aseguró que si bien en esta temporada se abrazan unos a otros y se desean lo mejor, en el fondo los mexicanos viven con angustia, preocupación, miedo e inseguridad. Y es que –anota– en los noticieros se resaltan crímenes, asaltos, robos, secuestros, accidentes y casos de corrupción, tanto que a veces ni ganas dan de ver noticias, pues resaltan con lujo de detalles lo malo, lo negativo. “Pareciera que lo bueno no es noticia”.

Lo que importa a los políticos

El obispo Arizmendi advierte que aunque oficialmente el proceso electoral del 2018 se ubica en etapa de pre-campañas, prácticamente México ya se encuentra en plena campaña electoral, en la que todos los aspirantes a puestos públicos se presentan como la única solución que vale la pena.

Y mientras tanto –añade– muchos “se adhieren al candidato que les significa una esperanza de ascenso, un puesto en el siguiente sexenio o trienio, sin que realmente estén convencidos de sus propuestas, pues lo que les importa es asegurar su futuro económico, no la transformación del país”.

Considera que esto es lo que ha llevado a tanta gente a no creer en los partidos políticos y a buscar otras alternativas para acceder al poder y ejercerlo, unos por caminos institucionales, otros incluso por la violencia. Ante ello, pregunta: “¿Vemos el nuevo año con esperanza, o con angustia?”

Lamenta que en medio de este sufrimiento del pueblo mexicano, cuando alguien se esfuerza por alentar la esperanza, sin negar el pecado estructural en que se vive, resaltando lo positivo y sin quedarse sólo en lamentos y críticas, es tachado de ingenuo y se le acusa de estar casado con el sistema. “En los análisis de la realidad, ¡qué poco aparecen cosas buenas que aplaudir y apoyar! Pareciera que todo es negro, oscuro, negativo, reprobable”.

Sembradores de esperanza

Parafraseando al papa Francisco, Arizmendi afirma que el Espíritu Santo no sólo nos hace capaces de tener esperanza, sino también de ser sembradores de esperanza, de ser consoladores y defensores de los hermanos. “Un cristiano –ha dicho el Santo Padre– puede sembrar amargura, puede sembrar perplejidad, pero esto no es cristiano, y si tú haces esto no eres un buen cristiano. Siembra esperanza: siembra el bálsamo de esperanza, siembra el perfume de esperanza y no el vinagre de la amargura y de la falta de esperanza”.

Por ello –pide Felipe Arizmendi– “sin ser ingenuos y sin negar lo negativo que hay, construyamos esperanza; no en el aire, no como un bonito discurso consolador, sino promovamos justicia, solidaridad, respeto a los derechos humanos, fraternidad, y de esta forma contrarrestaremos todo lo triste y doloroso que hay a nuestro alrededor. Construyamos otro mundo, y no sólo nos quejemos”.

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