Assumpta Serna: “Siempre que ayudas al otro, tocas lo divino”

  • La actriz intepreta a sor Helena Studler, ‘la Schindler francesa’, en la película ‘Red de Libertad’
  • “Estoy muy emocionada por conocer a Francisco. Me encanta desde el primer día”, asegura a Vida Nueva
  • Entrevista completa solo para suscriptores (nº 3.055)

Assumpta Serna, actriz

Assumpta Serna encarna en ‘Red de Libertad’ a sor Helena Studler, conocida como la Schindler francesa. Una Hija de la Caridad que desarrolló parte de su labor altruista en los campos de prisioneros nazis de la Francia del siglo pasado y logró liberar a más de 2.000 personas. Comprometida, serena, alegre y emocionada, nos reunimos con una de nuestras actrices más internacionales… a quien aún no se le ha borrado la estela de la monja vicenciana de los ojos.

PREGUNTA.- Helena Studler es de esos papeles que apetecen…

RESPUESTA.- ¡Es un bombón que me ha caído! Una monja, Hija de la Caridad, que desafió al poder nazi. Valiente, luchadora contra todo y contra todos… Una mujer que ayudaba a todo el mundo hasta olvidarse de ella. (…)

P.- Schindler, que liberó a 1.200 judíos, tiene su película. ¿Por qué no conocíamos nada de sor Helena Studler?

R.- ¡Es verdad! Primero porque no está en el ADN de las Hijas de la Caridad ser protagonistas de nada. Segundo, porque es mujer y tendemos a preocuparnos por hacer cosas y no contarlas… Y tercero, porque la Historia, generalmente, la escriben los hombres. (…)

P.- Después de vestir el hábito de sor Helena, ¿se ha sentido más cerca de lo espiritual, de lo trascendente?

R.- Siempre que uno ayuda a otro, toca lo divino: sea en la ficción o en la realidad. Yo necesito, aunque sean diez minutos diarios, para mi reflexión íntima: llámalo meditación, o como quieras. Buscamos una parte interior que dé sentido a nuestra vida. Y el amor, a fin de cuentas, es la mayor de las trascendencias.

P.- ¿Va a conocer a Francisco?

R.- Sí. Estoy muy emocionada. Se presentará la película en Roma y tendremos una audiencia privada con él. El papa Francisco me encanta desde el primer día. Desde el día en que salió al balcón por primera vez, con esas zapatillas que no se quiso poner nunca. Además, leí un libro de uno de sus alumnos de cuando era profesor en Buenos Aires… y me fascinó su forma de ejercer la docencia. Tengo unas ganas tremendas de conocerle.

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