Francisco: “No se olviden de rezar por mí, porque yo soy muy vulnerable”

El espontáneo encuentro entre el Papa y jóvenes con discapacidad cognitiva a las puertas de la Nunciatura

Cuando el 7 de septiembre todos daban por terminada la jornada en Bogotá, el papa Francisco sorprendió con un gesto más. A las puertas de la Nunciatura. Después de la eucaristía. Recibido entre cantos y bailes a las puertas del edificio por personas con discapacidad cognitiva, entre ellas personas vinculadas a la Fundación Estímulos, de Cali, se detuvo en el mensaje que una joven leyó para él: Lina María.

Pronunciando su nombre, le pidió que repitiera una expresión de la carta. “Queremos un mundo donde la vulnerabilidad sea reconocida como esencia de lo humano […]; y la humanidad, como un lugar de encuentro común”.

Estas palabras le arrancaron una reflexión que se suma a la serie de pronunciamientos con que viene configurando una particular catequesis para los colombianos durante su viaje apostólico.

— Gracias, Lina María dijo Francisco.
— Mucho cariño para ti, eres una bendición contestó la joven.

Momento seguido puso en consideración de los presentes y de quienes alcanzaron a captar el instante feliz que todos somos vulnerables. Hay quienes ven esa vulnerabilidad. Hay quienes no. “Necesitamos que esa vulnerabilidad sea respetada, acariciada, curada en lo medida de lo posible y que dé frutos para los demás […]; por eso, no se puede descartar a nadie, porque cada uno es un tesoreo que se ofrece”.

— ¿Quién es la única persona que no es vulnerable? le preguntó el Papa a Lina.
— Dios respondió ella.
— Dios es el único que no es vulnerable. La esencia de lo humano es esa necesidad de ser sostenido por Dios.

Luego se despidió pidiendo otra oración para él: “No se olviden de rezar por mí, porque yo soy muy vulnerable”.

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