Alepo, del hambre entre las balas al ayuno por Dios

  • Hace cinco años, el desgarrador lamento del marista Goerge Sabe estremecía al mundo sobre el alcance la guerra de Siria
  • Hoy, desde una Alepo ya liberada, cuenta a Vida Nueva cómo los cristianos viven una relativa normalidad y se preparan para celebrar la festividad mariana del 15 de agosto

Alepo

Hace exactamente cinco años, el mundo se conmocionaba al leer la desesperada carta pública que el marista George Sabe escribía desde un Alepo que ya empezaba a desangrarse por una guerra, la de Siria, que entonces aún era impensable suponer que sería una de las más dramáticas en lo que va de siglo, propiciando, además de muerte y destrucción, una oleada de cientos de miles de refugiados.

En ese mensaje, Sabe decía cosas como estas: “Alepo se está muriendo. Está asfixiada desde hace más de una semana. La guerra se está extendiendo por los barrios. La gente huye, se refugia, vaga, se instala en la calle, en los jardines públicos, en escuelas, por todas partes. Falta pan, electricidad, gasolina, leche, medicinas; lo único que no falta es el fantasma de la guerra. Merodea, está por todas partes. Se siente un olor nauseabundo por las calles. La ciudad está rodeada por todos lados. Uno corre el riesgo de ser capturado y asesinado. La gente tiene miedo. Un miedo que deprime, paraliza, mata. Así que nos hemos planteado: ¿qué hacemos? ¿Escapar como tantas familias? ¿Quedarnos paralizados en nuestro lugar? ¿Actuar?”.

Hoy, contactado por Vida Nueva para conocer el estado actual de su comunidad transcurridos varios meses desde que la ciudad fuera liberada de los distintos grupos yihadistas que la controlaban, es reconfortante comprobar que la ilusión por celebrar una fiesta religiosa ocupa gran parte de su quehacer: “Los cristianos de Alepo nos estamos preparando para celebrar, el día 15 de agosto, el recuerdo de la dormición de Nuestra Señora la Virgen María. Preparamos esta fiesta desde el principio del mes por la oración de la Paraclisi. Son las vísperas preparatorias de la fiesta. Son invocaciones a María Teotokos. Muchas familias preparan este tiempo con un ayuno. Es de tradición que en casa las personas mayores ayunen para prepararse”.

La catedral católica aún no está disponible

De este modo, del hambre obligada entre las balas se ha pasado al ayuno voluntario en la paz y por Dios… Y eso que la situación sigue siendo complicada en una ciudad que prácticamente se redujo a escombros. “De costumbre –prosigue Sabe–, la Paraclisi se celebra en las dos catedrales melkitas, la católica y la ortodoxa. Este año no se podrá celebrar en la católica por causa de las destrucciones durante la guerra”.

Pero, se celebre donde se celebre, lo importante es que “este año, y por primera vez después de cinco, muchos grupos de niños, jóvenes y mayores han podido salir de la ciudad para acampar en los centros cristianos de la cuesta siria o de la montaña. Algunos incluso tuvieron la suerte de visitar Líbano”.

El religioso marista concluye con la mejor noticia de todas: la normalidad. “Gracias a Dios, poco a poco, la vida se normaliza en la ciudad”.

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