Diócesis de Buga, cuna de maestros de ERE

Una experiencia eclesial en favor del humanismo

Monseñor Julián Mendoza, primer obispo de la diócesis, tuvo el sueño de formar a los laicos a través de cursillos de cristiandad y, después, a través de cursos de catequesis y ministerios laicales. Así empezó esta tarea de “evangelizar la cultura”, lema bajo el cual el Instituto encargado de la formación pastoral y profesional en la Diócesis de Buga viene trabajando hace 32 años.

El prelado nunca imaginó que su pequeña oficina en la curia episcopal, destinada a la formación de los sacerdotes y laicos, iría creciendo hasta convertirse en un Instituto que llevaría su nombre. Fue ésta una iniciativa del segundo obispo de la diócesis, monseñor Rodrigo Arango, quien asoció a la institución al Instituto Internacional de Teología a Distancia en Madrid (España) y gestionó la firma de un convenio con la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.

Inicialmente los sacerdotes y religiosas se graduaron como teólogos y teólogas, pero con el advenimiento de la constitución de 1991 y los cambios sociales, culturales y religiosos del país, se pensó en formar a los nuevos maestros de Educación Religiosa Escolar (ERE).

En 1995 el instituto y la Universidad Javeriana entregaron al Valle del Cauca los primeros docentes, muchos de los cuales hoy recuerdan con gratitud su formación profesional y las múltiples tareas que se desarrollaron en las instituciones educativas, aportando a la convivencia escolar, a la fe de los jóvenes y de sus maestros, al trabajo por el derecho a una educación de calidad y, desde esa época, a la construcción de paz.

Hoy son más de setecientos maestros y maestras quienes en ejercicio de la docencia pública han dejado en alto el nombre del Instituto Julián Mendoza Guerrero.

Los desafíos de aquella primera época no son muy distintos de los desafíos actuales. Secularismo, violencia, intolerancia religiosa, drogadicción, suicidio y serios problemas de convivencia se presentan en los ambientes escolares como amenazas latentes, no sólo para el sistema, sino ante todo para los niños, niñas y adolescentes que van creciendo en una sociedad injusta, donde anular a los otros resulta lo más normal del mundo. Por ello, en la Diócesis de Buga existe la preocupación de seguir formando maestros, sacerdotes, laicos comprometidos, que desde los ámbitos escolar, eclesial y familiar contribuyan a la solución de esta amenaza tan grave para la sociedad.

Si bien es cierto que los desafíos de hoy se enmarcan en un contexto violento, que tenemos el deber y la oportunidad de superar, también es una realidad que hoy contamos con muchos recursos humanos, tecnológicos, económicos y sociales para contribuir al sistema educativo y, por ende, a la nueva evangelización. Ésta no se propone únicamente la conservación en la fe de los ya creyentes. También se preocupa por los alejados, los indiferentes, los que sufren y necesitan conocer la Palabra de Dios.

Debido a ello, en la Diócesis de Buga formamos los maestros y maestras para la ERE del siglo XXI, diseñamos un plan de catequesis que pretende crear procesos de evangelización con los niños, niñas y adolescentes. Formamos también jóvenes líderes a través de campamentos de verano. Se han ido consolidando los ministerios laicales en las parroquias. Se ha consolidado el trabajo de pastoral integral. Por eso es posible que muchos niños y niñas que llegan a formarse en la diócesis, con el correr del tiempo, se conviertan en maestros y maestras que consoliden el humanismo en un país donde la paz está en construcción.

Wilder Adrián Largo Ávila

Coordinador Académico IJMG

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