El arzobispo de Toledo: “El Corpus Christi no es un espectáculo”

  • Braulio Rodríguez reivindica la fiesta como “presencia de Jesucristo”, pero abre la celebración a quienes “no tiene fe”: “Bienvenidos sean”
  • El primado de España celebra la eucaristía en rito hispano-mozárabe en la catedral con el cardenal Cañizares

El arzobispo de Toledo, Braulio Rodriguez, durante la ofrenda floral del Corpus Christi en la Puerta de los Reyes de la Catedral Primada /EFE

En muchas localidades de España el jueves del Corpus Christi ha dejado de ser festivo y la solemnidad se ha trasladado al domingo. No así en Toledo, donde es, sin duda, no solo una de las celebraciones más importantes para la ciudad, sino que su procesión pasa por ser uno de los mayores atractivos turísticos de nuestro país.

Quizá por eso, el arzobispo de Toledo y primado de España ha dejado claro que el Corpus no es un espectáculo, sino “la presencia de Jesucristo, que se prolonga por las calles y plazas, que recibe con alegría el Pueblo cristiano. No es algo inmaterial, que cambie. Es real”. Fueron las palabras de Braulio Rodríguez durante la eucaristía celebra en rito hispano-mozárabe en la catedral toledana, concelebrada por el cardenal Antonio Cañizares, el que fuera predecesor en la ciudad con motivo de su 25 aniversario de ordenación episcopal.

Rodríguez se lamentó de que “leo con frecuencia opiniones sobre la solemnidad del Corpus Christi, la aparición de esta fiesta o la procesión, en ocasiones sin aludir a la celebración de la eucaristía ni de cuál es su peculiaridad”. Ahondando en la cuestión, hizo referencia a cuestiones adyacentes que surgen en torno a esta celebración: “Que si la procesión tiene las características de un desfile cívico-religioso, la tarasca y otros simbolismos, que si la ornamentación de las calles, que si altares o no altares…”.

A partir de ahí, se preguntó: “¿Qué sucede entonces con quiénes contemplan a Cristo en la Custodia de Arfe y no tienen fe o la tienen con muchas dudas o con poca comprensión de este misterio?”. A partir de ahí, el arzobispo planteó una respuesta en forma de invitación: “Bienvenidos sean, les pedimos respeto y un corazón abierto a la belleza que siempre es nueva”.

Asimilarse a Cristo con los demás

Tras esta reflexión, el primado de España invitó a los fieles congregados en el templo a asimilarse a Cristo. Para ello, les propuso seguir unas pautas: “Hay indicadores para ver cómo se da esa asimilación a CristoEl primer indicio es nuestro modo de mirar y considerar a los demás”.

A partir de ahí, lanzó un examen de conciencia a los que le escuchaban, entre ellos más de 200 sacerdotes: “¿Me impulsa a ir hacia los pobres, los enfermos, los que necesitan algo vital? ¿Me hace crecer en capacidad de alegrarme con quien se alegra y de llorar con quien llora? ¿Me ayuda a reconocer en ellos el rostro de Jesús? ¿Amamos, como quiere Cristo, a aquellos más necesitados por una enfermedad, por un problema, como la falta de trabajo o de orientación? ¿Condeno el aborto, pero nada hago para acercarme a quien sufre este drama?”

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