Tribuna

Faustino Míguez, un santo de carne y hueso

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Ante el gran regalo de la próxima y cercana canonización del Padre Faustino Míguez, Sch.P., estamos invitados a contemplar en este año, con novedad, el caminar espiritual de este hombre que nos invita, nos motiva a todos los que nos sentimos atraídos por el carisma calasancio de Hijas de la Divina Pastora, a pasar por la vida haciendo el bien a través del ministerio educativo, como él hizo en su camino de seguimiento de Jesús Maestro, al estilo de San José de Calasanz.

Quizás en este año en el que mucho vamos a hablar de su vida, de su obra, de su respuesta, algunos nos preguntemos cuál fue el secreto de este hombre, de carne y hueso como nosotros, pero invencible en el amor, en la entrega, en la confianza aún en medio de la dificultad, en la respuesta a las necesidades de los demás.



Un hombre siempre en referencia a Dios

Creo que bien podemos decir que el secreto de Faustino Míguez está en que, en lomás profundo de su ser, fue un hombre que se sintió y vivió referido esencial y dinámicamente a Dios y por Él a los demás. Así una de sus frases preferidas y más repetidas era: Todo en Dios, de Dios y por Dios y para honra y gloria suya.

Esencialmente, porque estoy convencida de que a Faustino Míguez le define sobretodo su relación con Dios. Así se recoge en el decreto de Virtudes Heroicas: «Amó a Dios sobre todas las cosas y olvidándose de sí mismo y de las vanidades del mundo buscó únicamente su gloria». Y dinámicamente porque su relación con Dios fue para él la fuente de vida y dinamismo: El amor de Dios me dio vida, yo quiero vivir en su Amor eternamente.

El escolapio Faustino Míguez, fundador de las religiosas calasancias

Padre Faustino Míguez

«Sentido de Dios» y «centralidad de Dios» son dos polos en el caminar espiritual del P. Faustino que se potencian y dinamizan el uno al otro. Su sentido de Dios le ayuda a descubrir y vivir la primacía de Dios, y ésta a su vez le va fortaleciendo su sentido de Dios.

Fue un hombre que hizo de su ser un espacio vital de centralidad de Dios, y del quees posible afirmar que supo servir, poner a Dios, como lo Único necesario, en la mesa del mundo.

Marcado por el Amor que le impulsa alcompromiso

Su camino espiritual está marcado por unas constantes que se repiten en él a lo largo de su vida: se sintió profundamente amado por Dios, respondió a este Amor diciendo siempre Sí, y por este Amor se comprometió con el Reino. En Faustino Míguez descubrimos a alguien profundamente apasionado por Dios y apasionado por su Causa, que son los pequeños, los necesitados, los últimos, los privados de vida y dignidad.

Faustino experimenta que el amor de Dios hacia él, le da vida, le hace feliz. Esel hombre que se vive gozosamente invadido por el amor de Dios, que es como el«resorte y motor» de todas sus acciones, pensamientos y palabras. Por eso afirmaque el Amor y sólo el Amor divino es lo que nos hace crecer, y avanzar en todo.Es este Amor el que le orienta a la entrega de los niños y jóvenes. Faustino Míguezvive como inseparables el amor a Dios y el amor al otro. Nos enseña que el amor aDios y el amor a los demás son una misma cosa. Como escolapio, ama al Señor en ydesde la entrega a los niños y jóvenes, y vive entregado a ellos por Amor.

Poco a poco, el P. Faustino va descubriendo que Dios, que le ama profundamente,tiene una Causa para la que quiere contar expresamente con él: que todos tenganvida en abundancia.

Una misionera calasancia, en Guinea Ecuatorial

Una misionera calasancia, en Guinea Ecuatorial

Y por eso su existencia, su vivir, se hace compromiso de amor por una vida digna para todos. Es el amor a Dios, en respuesta a Él que le amó primero, el que le lleva al encuentro profundo con el necesitado y el que le llama y le impulsa a entregarse para restituir vida y dignidad a todos aquellos que se encuentran despojados de ellas, en especial a la niña y a la mujer marginada a nivel educativo.

Y es aquí donde cobra toda su sentido la mirada que el P. Faustino Míguez, Sch.P., tiene dela educación como la más sublime misión porque conduce a la felicidad, libera de las tinieblas, evita que la inocencia del corazón se pierda entre las tinieblas de la ignorancia, da vida, despierta facultades dormidas. En definitiva, porque posibilita vida y dignidad en abundancia, que es el querer de Dios para todos.