1.700 jóvenes participan en la semana misionera promovida por la Iglesia brasileña

  • “Queremos que la semana despierte y confirme en el corazón de la juventud el caminar misionero que viene de Jesús”, dicen los obispos
  • “¡Vengo con el corazón listo para servir!”, asegura uno de los misioneros

jóvenes misioneros semana misionera promovida por la Iglesia brasileña julio 2017

Desde el pasado sábado, 22 de julio, cerca de 1.700 jóvenes brasileños participan en la semana misionera promovida por la Comisión Episcopal Pastoral para la Juventud de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) que, en esta oportunidad, ha privilegiado la presencia evangelizadora de las juventudes en tres estados brasileños (São Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais), distribuidos en nueve diócesis y dos arquidiócesis bañadas por el río Paraíba do Sul, el mismo donde hace 300 años fue hallada la imagen de nuestra Señora de Aparecida, la patrona de Brasil.

“Queremos que la semana despierte y confirme en el corazón de la juventud el caminar misionero que viene de Jesús, de su predicación del Evangelio, y que viene del papa Francisco, que quiere una Iglesia en estado permanente de misión”, ha dicho el obispo de Imperatriz, en Maranhão, Vilsom Basso, quien también es el presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Juventud de la CNBB, sin dejar de mencionar que “la juventud es el presente y el futuro de la Iglesia”.

La belleza de ser discípulos misioneros

De acuerdo con el portal Jovens Conetados, durante la semana misionera los jóvenes compartirán con las comunidades parroquiales “la belleza de ser discípulos misioneros”.

João Danilo, un joven de Apucarana –municipio del norte del estado de Paraná– comenta que “la decisión de estar en una semana misionera es un anhelo misionero que traigo en el corazón desde que hice la fantástica experiencia misionera en la Amazonía. ¡Vengo con el corazón listo para servir!”.

Beatriz Ambrósio, del Movimiento Renacer, confiesa que siempre tuvo el sueño de viajar a otro país como misionera, pero “nunca había pensado en la hipótesis de que no era necesario ir tan lejos, cuando podemos ayudar a personas que se encuentran cerca”. La semana misionera, para Beatriz, representa una novedad en su cotidianidad: “Busco vivir una semana sin vanidades, sin horarios marcados… vivir solo por el placer de servir, de ayudar al prójimo y de hacer sonreír al otro, hacerse hermano, extender la mano, llevar la Palabra de Dios”.

Por su parte, el presbítero Antonio Ramos Prado, asesor de la Comisión de Pastoral de la Juventud de la CNBB, destaca que “somos una Iglesia joven en salida, estos jóvenes están reunidos y unidos en torno del río Paraíba realizando la misión”, para lo cual, en el contexto del Año Mariano, se ha buscado reflexionar en torno a tres ejes temáticos: “llamados como María: discípulos por la fe”; “María proclama su gratitud a Dios”; y “María, discípula fiel hasta la cruz”.

Clausura del proyecto Ruta 300

Con la semana misionera también llega a su fin el proyecto Ruta 300, conmemorativo de los 300 años del hallazgo de la imagen de Aparecida, el cual, como explica el padre Ramos, “tuvo su inicio a finales de 2014, en torno a la misión, la capacitación y el acompañamiento [de los jóvenes], bajo una espiritualidad mariana”.

El próximo domingo 30 de julio, al concluir la semana misionera en el santuario nacional de Aparecida, tendrá lugar también la clausura de Ruta 300 con la eucaristía de envío, presidida por el obispo Basso, y un show musical organizado por el movimiento Canção Nova.

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