Tribuna

Mezjimon

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Dolorez Aleixandre, RSCJ, biblistaDOLORES ALEIXANDRE, RSCJ | Biblista

No es el nombre de un personaje de Star Wars ni una especie transgénica de molusco: mezjimon es la transcripción salvaje de la expresión griega “con vosotros” que, según los evangelios, pronunció Jesús más de una vez dirigiéndose a los suyos.

Pocas horas antes de que lo entregaran, hizo este extraño voto ante una copa de vino: “Ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que lo beba con vosotros, nuevo, en el reino de mi Padre”. (Mt 26,29). ¿Así que estamos ante una versión en modo ahorro de las famosas “postrimerías” del catecismo y sin los efectos especiales del Apocalipsis? Porque aquí no hay ángeles, himnos, incensarios de oro, trompetas ni fulgores: no lo necesitan los amigos sentados en torno a la mesa, contentos de estar juntos y compartir la vida nueva del Resucitado en torno a un buen vino. Fin del debate sobre el “todos” o el “muchos” porque ese vosotros tiene el poder de abrir la mesa, ensanchar el espacio e incluir a los lejanos.

Sacad más copas, arrimad más asientos, traed más jarras, abrid la puerta, que entren los que están fuera. Felicidades a los que se pasaron la vida con el delantal puesto sirviendo a otros, sin saber que eran los invitados preferidos del Rey. Enhorabuena a Noé por haber sido el primero en plantar una viña y probar su fruto, aunque se pasara un poco, y a Qohélet por decir: “¡Anda, bebe tu vino con buen ánimo, que a Dios le han agradado tus obras!” (9,7).

Agradecimiento a los evangelistas por arriesgarse a recordar que a Jesús le llamaron “comilón y bebedor” (Mt 11,19), porque así sabemos que además de Testigo Fiel, Señor del universo y Primogénito de entre los muertos, era alguien que amaba esta vida nuestra con sus paisajes, sus manjares, sus vinos, sus perfumes y sus fiestas, con una incorregible adicción a rodearse de gente, caminar en compañía, aceptar invitaciones, ser amigo de sus amigos.

Alegría asombrada de sabernos incluidos en ese “con vosotros” que nos asegura que un día beberemos con él el vino nuevo en la casa de su Padre.
No se me ocurre mejor motivo que este para brindar celebrando la Pascua.

Publicado en el número 3.031 de Vida Nueva. Ver sumario