Tribuna

Italianidad

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ANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma

“Italia ha dado a la Iglesia grandes papas y extraordinarios hombres de gobierno de la Iglesia. Negarlo sería una injusticia, como sería aventurado imaginar que no lo seguirá haciendo, pero, por decirlo en su lengua, ma non troppo“.

Italia ha dado a la Iglesia grandes papas y extraordinarios hombres de gobierno de la Iglesia. Negarlo sería una injusticia, como sería aventurado imaginar que no lo seguirá haciendo, pero, por decirlo en su lengua, ma non troppo.

Porque si repasamos el organigrama actual de las congregaciones, pontificios consejos y tribunales de la Curia romana, el número de italianos que desempeñan los más altos cargos es desproporcionado respecto al de otros países (si mis cálculos no me engañan, en este momento hay 16 italianos contra 13 extranjeros). Por no hablar de los nuncios y de otros puestos de influencia.

La cosa estaría justificada si esos prelados fueran todos eminentísimos, no solo por el título, sino también por sus cualidades, pero no es el caso, sin que tengamos que entrar en nombres para demostrarlo.

En el nº 2.766 de Vida Nueva.