El purpurado tenía 88 años y vivía en Roma. Fue prefecto de la Congregación para el Clero y presidente de la Pontificia Comisión ‘Eclesia Dei’
“Sabía perdir perdón, y lo hacía de corazón”. Así recuerda el Nuncio Apostólico a quien fuera una de las figuras más destacadas de la Iglesia colombiana, latinoamericana y universal