¿Pero es religioso?

Fernando V¡dal(Fernando Vidal– Profesor de Sociología en la Universidad Pontificia Comillas)

“Puedes acumular más poder que ningún otro obispo en la historia y no hacer avanzar a tu pueblo en auténtica religiosidad. Se puede estar manteniendo una imagen de poder y, sin embargo, tener a la diócesis pastoralmente destrozada. El poder no es atajo a nada ni ataja la sed”

Un obispo mayor me preguntó hace poco acerca de un movimiento: “¿Pero es religioso?”. Me sorprendió el enfoque. Le era igual si iba hacia un lado u otro; lo importante era si surgía y nutría de lo religioso, de un encuentro con y desde Cristo. O si sólo era –puede que noblemente– ideológico, táctico o cultural.

La pregunta era certera. Es algo que se preguntan muchos obispos cuando tienen que discernir las distintas realidades. Hay actos de los católicos y sus pastores que nos hacen preguntar a todos: “¿Pero es religioso?”. Hace décadas, parte de la izquierda ideologizó lo religioso y, hoy, hay derecha que usa lo religioso como ariete. Es más peligroso porque las afinidades parecen mayores y es más difícil de discernir. Conozco personas no religiosas que usan lo católico como palanca ideológica o táctica. La derecha en España domina tanto lo católico-mediático que hay peligro de que se llame católico a lo que es cultural o político, pero no religioso. Puede que, simplemente, aumente el apoyo social o fiscal a la Iglesia en tanto que agencia de oposición al Gobierno. Puede que la vida mediática eclesial esté siendo liderada por iniciativas que desbordan de ideología, pero escasean de sentido religioso.

Al final, el futuro de la Iglesia se juega en la calidad de su pastoral. ¿Creamos experiencia y tejido religioso? ¿Hay más comunión eclesial o trincheras? ¿Hay reconciliación o sometimiento? ¿Hay evangelización o administramos a “los nuestros”? ¿Hay amor o temor? Puedes acumular más poder que ningún otro obispo en la historia y no hacer avanzar a tu pueblo en auténtica religiosidad. Se puede estar manteniendo una imagen de poder y, sin embargo, tener a la diócesis pastoralmente destrozada. El poder no es atajo a nada ni ataja la sed. Hay sed de ser religiosos.

En el nº 2.697 de Vida Nueva.

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