(Jorge Juan Fernández Sangrador– Director de la BAC)
“En el mundo hispanohablante, los grandes medios de comunicación prestan poca atención a cuanto sucede en las cincuenta y tres naciones africanas, salvo que estalle en alguna de ellas un conflicto armado, y tampoco parece que los católicos estén siguiendo con interés la preparación de la II Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos”
Ha sido dado a conocer recientemente el texto de la carta que el presidente de la República Federal de Alemania envió a Benedicto XVI antes de que éste viajara, en marzo, a Camerún y Angola. En su misiva, Horst Köhler traslada al Papa una visión positiva de África. Para el mandatario alemán, el futuro de la humanidad, sumida en una profunda crisis global, se decidirá a la par que el de ese continente pleno de realidades y posibilidades. Confiesa, además, que lo que más le sorprende de África es cómo logra restablecer la paz y recuperar el equilibrio –permanentemente amenazados en tan extensos territorios–, gracias a sus tradiciones, la cohesión familiar, la energía cultural y la alegría de sus gentes.
África es importante, no sólo para el futuro de la humanidad, sino también para el de la Iglesia. Según el último Annuarium Statisticum Ecclesiae, que recoge los datos correspondientes al período comprendido entre los años 2000 y 2007, y editado hace unas semanas por la Santa Sede, el aumento de bautizados, sacerdotes, religiosos y seminaristas en países como República Democrática del Congo, Nigeria, Tanzania, Camerún, Ghana y Chad es espectacular. De ahí que África se halle, en este momento, con Asia, a la cabeza del crecimiento demográfico de la Iglesia.
Pero en el mundo hispanohablante, los grandes medios de comunicación prestan poca atención a cuanto sucede en las cincuenta y tres naciones africanas, salvo que estalle en alguna de ellas un conflicto armado, y tampoco parece que los católicos estén siguiendo con interés la preparación de la II Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en Roma del 4 al 25 de octubre. Tal vez porque aún no han descubierto a África como –son palabras de Benedicto XVI– “el continente de la esperanza”.
En el nº 2.670 de Vida Nueva.
