Racionamiento y Cuaresma

(+ Baltazar E. Porras Cardozo– Vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y arzobispo de Mérida, Venezuela)

“Para el creyente, la situación trasciende lo político. La exigencia ética y cristiana de la moderación en el uso de los bienes hoy es parte de la agenda educativa. Pero, también, la virtud de la prudencia y la justicia imponen formación en ciudadanía, pedir que cada cual cumpla con su responsabilidad; en este caso, el Estado, que debe ser diligente y eficiente”

Una de las exigencias de la vida cristiana es la moderación en el uso de bienes y servicios. La Cuaresma es tiempo para recordar que el sentido de penitencia no está tanto en flagelarse o en practicar por fe lo que hoy prescriben los médicos por salud y estética. Toda renuncia tiene razón de ser si se proyecta hacia el prójimo o el entorno como escenario de vida para las actuales y futuras generaciones.

Venezuela, país de abundancia petrolera, padece una exigencia de sacrificio y merma de los bienes y servicios que hoy son, deben ser, bienes comunes y normales. Los recortes eléctricos forman parte de la cotidianidad, y la escasez de agua tiene visos de ser un grave problema social. El Gobierno, ni corto ni perezoso, acude a un discurso ético en el que llama a la gente a ser racional, a dejar las perniciosas costumbres imperialistas de usar y abusar de la luz y del agua. Además, el que no cumpla unos parámetros será objeto de multas y hasta supresión del servicio.

Lo que no se dice, porque se tiene el hábito de echarle la responsabilidad a terceros, es que esta situación no se debe al Niño ni al cambio climático, sino a la imprevisión, a tener otras prioridades que no son las de las personas, a no invertir en los planes previstos y anunciados desde años, porque la agenda de ganar amigos con el dinero público priva sobre las necesidades perentorias de quienes habitamos esta tierra de gracia.

Para el creyente, la situación trasciende lo político. La exigencia ética y cristiana de la moderación en el uso de los bienes hoy es parte de la agenda educativa. Pero, también, la virtud de la prudencia y la justicia imponen formación en ciudadanía, pedir que cada cual cumpla con su responsabilidad; en este caso, el Estado, que debe ser diligente y eficiente.

La Cuaresma es camino de resurrección. Dar vida, tranquilidad, seguridad, es exigencia cristiana para no cargarnos con más peso que el que podemos llevar para servir mejor a los demás.

En el nº 2.701 de Vida Nueva.

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