Modelo de libertad y liberación

(Camilo Maccise– Ex presidente de la Unión de Superiores Generales)

“De manera especial, [la exhortación apostólica Marialis Cultus] sugirió un nuevo enfoque antropológico de la figura de María que supera la imagen tradicional de mujer callada, silenciosa, discreta y subordinada que se utilizó para imponer a la mujer cristiana un único prototipo para vivir su identidad femenina”

En la religiosidad popular católica, el mes de mayo –en el hemisferio norte– y el de noviembre –en el hemisferio sur– han estado ligados durante muchos siglos a la devoción mariana. La forma de ofrecer culto a la Virgen en estos meses ha dependido de los enfoques de la mariología de cada época.

Antes del Concilio, se subrayaban la grandeza de María y su ternura maternal. Las flores que se ofrecían eran símbolo de su realeza y expresión de afecto filial hacia ella. El Vaticano II colocó a María dentro del misterio de Cristo y de la Iglesia a la luz del Nuevo Testamento.

Pablo VI publicó, en 1974, un gran documento mariano: la exhortación apostólica Marialis Cultus. En ella, Giovanni Battista Montini señaló caminos para renovar la mariología y el culto mariano. Presentó a la Madre de Jesús como oyente de la Palabra, orante y oferente, e invitó a una piedad mariana más bíblica, más litúrgica y más ecuménica. De manera especial, sugirió un nuevo enfoque antropológico de la figura de María que supera la imagen tradicional de mujer callada, silenciosa, discreta y subordinada que se utilizó para imponer a la mujer cristiana un único prototipo para vivir su identidad femenina. El Papa la presentó como mujer fuerte, que en el Magnificat proclamó con valor lo que Dios hace en la historia de la salvación al ponerse de parte de los pobres y derribar a los poderosos de sus tronos.

En la misma línea, Juan Pablo II la llamó la “imagen más perfecta de la libertad y la liberación de la humanidad y del cosmos” e invitó a toda la Iglesia a mirar hacia ella, Madre y Modelo, para comprender en su integridad el sentido de su misión liberadora.

Una pastoral mariana actualizada no puede ignorar ninguna de estas nuevas perspectivas.

cmaccise@vidanueva.es

En el nº 2.707 de Vida Nueva.

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