Maite López: “Es Dios quien, a través de mi música, ayuda a otros”

Cantautora cristiana

(Victoria Lara) Aunque acaba de presentar su segundo disco, Maite López (Pamplona, 1968) es toda una veterana en la música cristiana y muchas de sus canciones son conocidas y tarareadas en toda España y, cada vez más, en Latinoamérica. Deseos es el título de su último trabajo, que presentaba el pasado 8 de mayo en la parroquia Padre Nuestro de Madrid. Este nuevo proyecto es para ella ilusionante, pero también implica una responsabilidad: “Respondo a una demanda del público al que sé que le gusta mi música, por lo que también es un compromiso”.

El título del disco, Deseos, además de ser el nombre de una de las canciones, resume bien la espiritualidad ignaciana, de la que Maite se confiesa admiradora. “Creo que los deseos, cuando se viven con intensidad, son los que mueven a las personas a hacer cosas; mueven el mundo”. Y entre las cosas que a ella le “mueven” está la solidaridad, por ello, parte de los beneficios serán para la fundación Proacis.

San Ignacio de Loyola es, precisamente, el autor de uno de los textos a los que Maite ha puesto música: Tomad Señor; y el tema Vuestra soy, para vos nací es un poema de santa Teresa de Jesús, que también está en el disco. Ambas canciones, además de Sin Techo, cuya letra es de su gran amiga Begoña Molinos, compuesta para una campaña de Cáritas en Jerez de la Frontera, son las únicas que no tienen la firma de la autora, que no sólo ha incluido en el disco piezas de temática religiosa, sino también otras que no hablan de Dios pero están hechas “desde mi experiencia de fe”, como El amor o Sobredosis de ternura. No obstante, admite que “una persona que no sea creyente puede escuchar mi música y decir que se identifica con lo que dice una canción”.

El repertorio de Deseos recoge temas ya consagrados de Maite López, como Tomad Señor, y otros más recientes, como Emborráchame de ti, una rumba que “todo el mundo canta en los conciertos”. Con respecto al primer disco, Amarás, que tenía “un toque más pop”, éste “tiene un giro más acústico y más latino”, y “se acerca más a la experiencia del directo”. Para la producción, Maite ha contado con la colaboración del músico Juan Cerro, quien ha trabajado con artistas como Luz Casal, Miguel Bosé o Ana Belén, entre muchos otros.

Por desgracia, los discos de Maite López, como los de otros autores y grupos cristianos –un género en el que, como conocedora del panorama actual (dirige el departamento Multimedia de la Editorial San Pablo), dice que se hacen cosas de “mucha calidad”–, no se encuentran en las estanterías de los centros comerciales, pues afirma que en España, a diferencia países como los Estados Unidos, no existe mercado para esta música: “A la gente le gusta, pero nadie se compromete a invertir”.

Prueba del interés que despierta este género son los mensajes que le llegan a través de su página web, www.maitelopez.com, de otros canales de Internet y de lo que el público le transmite en los conciertos: “Me impresiona que me digan que una canción mía les ayuda o les llega, porque no es mi música la que ayuda. Es Dios quien, a través de mi música, ayuda a otros”.

Tras la presentación en Madrid del disco, Alcalá de Henares, Ciudad Rodrigo o Santiago de Compostela tendrán la oportunidad de disfrutar próximamente de la música de Maite López, que siempre va a los conciertos acompañada de su familia: “Mi carrera musical es una opción familiar, no personal, y en casa hemos decidido que así sea”.

En esencia

Una película: Pablo de Tarso. El último viaje, de Pablo Moreno.

Un libro: Papás Blandiblup, de Mª Ángeles López.

Una canción: Decir tu nombre, María, de Kairoi.

Un rincón del mundo: Torricella (Italia).

Una persona: Leyre.

Un deseo frustrado: trabajar y vivir junto a los más pobres.

Un recuerdo de infancia: los viajes en coche con mi familia atravesando España por vacaciones.

Una aspiración: dar mucha vida.

La última alegría: la presentación del disco Deseos.

La mayor tristeza: la enfermedad de gente cercana.

Un sueño: la fraternidad universal.

Un regalo: música.

Un valor: la humildad.

Me gustaría que me recordasen por: saber amar, esperar y creer.

En el nº 2.707 de Vida Nueva.

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