LVD: Un grupo con futuro

(Maite López Martínez) La voz del desierto’ (LVD) es un grupo de rock cristiano muy peculiar, que está cobrando relevancia últimamente más allá de las fronteras de su diócesis (Alcalá de Henares). La formación musical está compuesta por siete miembros, de los cuales –y aquí radica una de sus peculiaridades– seis son sacerdotes. La puesta en escena y la estética de LVD está cuidada, es atractiva y se adapta cien por cien a los tiempos actuales, a su misión y a los jóvenes, que son su público preferente: vestimenta negra (alguno hasta con alzacuellos), gafas negras (al más puro estilo del famoso programa CQC), pelo rapado, patillas y gesto serio.

Esta imagen (adoptada por ellos desde sus comienzos, a finales del 2005) ha sido reforzada con una gran profesionalidad para su último y recentísimo disco: La llamada. Es una producción de una calidad poco común. Sus trece temas se dejan escuchar fácilmente. Son pegadizos y profundos. Se trata de un rock puro y fresco que roza en algunos momentos el rock sinfónico (Mi fortaleza), los clásicos del heavy metal (Cristo ha resucitado) y que se atreve incluso con el dark metal (tan adecuado para interpretar Getsemaní); hay temas con guiños al pop (Sálvame), al folk (Subirán), a la música celta (el punteo inicial en Bienaventurados) o a los entrañables años 70 (Mares de esperanza o Resucitó); música que se incrusta también en la tradición cultural de la Iglesia (la original y lograda fusión de órgano y guitarras eléctricas en La fortaleza, las voces a capela de Oro del Espíritu o los nutridos coros continuamente presentes que recrean el ambiente de asamblea y de celebración comunitaria).

Un buen disco en el que no faltan distorsiones (Mares de esperanza), solos de guitarra (La llamada) o acústicos (Canto de María). Un grupo con un futuro musical y pastoral prometedor.

www.lavozdeldesierto.es

mtlopez@vidanueva.es

En el nº 2.711 de Vida Nueva.

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