Haití resquebrajado y la vida consagrada herida

Religión-en-Haití(Luis Alberto Gonzalo-Díez, cmf) Héctor es un buen amigo, además de hermano de congregación y buen misionero. Es superior mayor de su organismo. Un grupo pequeño de claretianos en las Antillas. Está al final de su servicio como superior de la delegación… Creo que ni en sus noches más oscuras se imaginó lo que podía ocurrir en Haití… Va enviando noticias o, mejor, reflexiones de urgencia. Va viviendo, pensando, orando y actuando con vértigo. En sus correos se nota que faltan palabras y no acaba de concebir la tragedia… Pero lo cierto es que sus textos hablan en síntesis de desolación, hambre, debilidad y muerte…

No tengo datos nuevos para aportar sobre el desastre ocasionado por el terremoto. Estamos ya llenos de información. Nos falta saber qué… y cómo. Los estados, las ONG, las organizaciones eclesiales y las congregaciones religiosas se están moviendo. Y lo están haciendo rápidamente, con silencio y efectividad; con conciencia y responsabilidad… Hay muchos brazos dispuestos y clamor en los coros de las comunidades consagradas. Sospecho que a las congregaciones la tragedia nos ha centrado. Nos ha recordado la necesidad de estar con las lámparas encendidas, con poca seguridad y en itinerancia. Ha traído a nuestras agendas repletas la luz de lo inesperado y la muerte, nos ha recordado que este tiempo del Señor no es de parcelas privadas o seguridades ingenuas: es un tiempo de provisionalidad e intercongregacionalidad (¡qué palabra!).

Decía que no tengo nuevas noticias. “No las necesito… casi no quiero más…”, decía un joven consagrado. Y no le falta razón. La vida consagrada tiene abundancia de noticias, necesita meterse en ellas, hacerlas propias, configurarse en la Pasión. Y estos días sí nos llegan testimonios de pasión allí donde se da, entre los sencillos y desheredados… No quiero hacer un elenco de familias religiosas porque injustamente omitiré algunas… Pero todas, ellas y ellos, están donde tienen que estar: en los centros de pasión… Esos colegios de los salesianos y redentoristas convertidos en tumbas de la inocencia; esas iglesias de reparto de auxilios espirituales y materiales convertidas en ruinas… seminarios diocesanos y religiosos que eran fraguas de esperanza para una sociedad pobre, se han convertido hoy en escombros llenos de cadáveres… Ni siquiera aludir a los más de cien consagrados que hasta el momento han perdido la vida al lado de sus hermanos… Todo en un contexto donde los cadáveres se cuentan por miles y los damnificados por millones. Una síntesis perfecta de la desolación.

Quiero que esta página ayude a reflexionar a partir de cuatro imágenes que no circulan por las agencias de prensa:

1. La vida consagrada estaba en Haití previamente al terremoto, y seguirá allí… Porque su sitio es donde la vida está cuestionada, debilitada o destruida.

2. Los consagrados están mano a mano con infinidad de humanos, hermanos que, allí y aquí, saben/sabemos que el valor primero, que el Señor quiere, es el cuidado de la vida humana.

3. En este Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos… Desde el lugar del desastre nos llegan noticias de gestos claros, inequívocos y evangélicos que hablan de unidad… Católicos y luteranos, el pasado domingo, después de distribuir los primeros auxilios, se abrazaron en una celebración de la Palabra en torno al Señor de la Vida. Sólo eran unas decenas de voluntarios que manifestaron: “Oramos juntos, cantamos, pedimos por nuestros hermanos haitianos y damos gracias al Dios que despierta en nosotros la sed de Compasión, Consuelo y Solidaridad”.

4. Vuelvo a Héctor… Está estos días con el corazón roto… El otro día se reunió con su grupo numeroso de estudiantes, entre ellos, 10 haitianos… A éstos los envió con el abrazo de la congregación a la búsqueda de sus familias, sus casas o lo que quedaba de ellas. 10 misioneros en formación que quedarán marcados para siempre por el horror… La decisión más terrible de su vida de misionero y la lección más dura de Evangelio…

Éstas son sólo cuatro fotografías, que no salen en los medios… Pero sí son fotografías reales de un desastre y noticia clara de la vida consagrada que lucha, con todos, a favor de la vida…

MIRADA CON LUPA

Haití resquebrajado es la herida del bienestar. Toda la vida consagrada está herida… Los que allí sigan, los que ahora lleguen y los que desde otros lugares apoyen, seguro que entendemos que nuestro sitio es la debilidad.

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.692 de Vida Nueva.

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