Encarnita Cámara: “La mujer tendrá un papel preeminente en el desarrollo del mundo”

Misionera comboniana

(Luis Alberto Gonzalo-Díez, cmf) Las Misioneras Combonianas están celebrando el 50º aniversario de su presencia en España. Desde su llegada, en 1960, han cambiado mucho las cosas. Testigo de ello es Encarnita Cámara. Lleva 20 años en Uganda y tiene esa frescura de quien ha aprendido la consagración en contextos de vida. No entiende la evangelización sin humanización, como no concibe al ser humano sin Dios. Ahora está en nuestro país sólo para eso, para contar que hay vida.

Cincuenta años evocan fidelidad. ¿Cómo ha cambiado la presencia de las Combonianas?

Las primeras que llegaron a España eran italianas y tuvieron que abrirse camino para ser conocidas. Ahora, las Combonianas españolas somos conocidas en España, África, América y Asia. Nos mantenemos fieles al carisma de Daniel Comboni, nuestro fundador, la animación misionera y una realidad nueva: el fenómeno y las consecuencias de la inmigración en Europa.

¿Quiénes son los preferidos de la misión para las Combonianas?

Desde que Comboni fundó nuestro Instituto, en 1872, hemos estado mayoritariamente en África; después, y siguiendo la invitación de la Iglesia, hemos ido a otros continentes y, ahora, estamos en África, América, Asia y Europa. Nuestra misión se dirige a quienes no conocen el Evangelio; y, dentro de éstos, ocupan nuestro corazón los pobres y abandonados, y respondemos a las necesidades del pueblo que nos acoge.

¿Y cómo se plantean el futuro…?

Está en las manos de Dios, y son buenas manos. Veo mucha más gente unida a la misión. Desde estilos de vida distintos, pero habiendo recibido la llamada de servir a los pobres. Posiblemente, la misión la llevemos adelante unidas a estas fuerzas nuevas, lo que era ya idea del fundador. La mujer tendrá un papel preeminente en la humanización y desarrollo del mundo.

¿Qué significa la misión compartida?

La misión es lo importante. Todos al servicio de ella. Cuando alguien se entrega, da lo mejor de sí, y ahí brota la complementariedad entre las distintas vocaciones. Creo firmemente en la misión compartida. El futuro ya es presente. Lo mismo que la cooperación entre las distintas congregaciones. Ya tenemos proyectos intercongregacionales.

Lo más urgente para nuestra Iglesia es …

Redescubrir la novedad del Evangelio para poder ser misioneros en nuestra vida diaria. Vivir lo que se cree. Parece que todo cuanto se lee y se oye, que es mucho, nos deja como estábamos. Sin el testimonio no se puede evangelizar; sabemos tanto que casi nada nos sorprende. La Iglesia en España necesitaría creerse que es misionera y serlo cada vez más.

¿Cómo son hoy las llamadas de Dios?

El sentido de la solidaridad está bastante vivo. Comboni decía al pueblo africano que quería hacer causa común con él; también hoy la juventud es muy sensible a lo que está pasando y, a pesar del recelo por el compromiso a largo plazo, se quiere involucrar en la creación de un mundo mejor, aunque no consideren que estos ideales forman parte del plan de Dios. Lo que muchos jóvenes viven hoy es herencia de una sociedad algo confundida y que no ha vivido coherentemente los valores recibidos. Dios también nos sigue llamando a quienes ya aceptamos su llamada; tenemos que preguntarnos si la manera de vivir responde a la necesidad de la humanidad, porque es la respuesta que Dios quiere.

MIRADA CON LUPA

La Vida Consagrada siempre ha sido universal y misionera. Está en su raíz, por eso no se siente extraña en una cultura plural y sin fronteras. Algunos proyectos de reorganización cortan ese cordón con presencias y recepciones de otros contextos… Se hace desde la responsabilidad y buscando la promoción de las iglesias jóvenes, pero pueden suponer una herida en la fecundidad de las más envejecidas. Los consagrados somos, y hemos de seguir siéndolo, lo más ágil y cosmopolita de la Iglesia. Los modos, la frescura y la sorpresa de África despiertan Europa.

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.707 de Vida Nueva.

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