Bernardino G. de Armellada: “Padovese tenía una extraordinaria competencia intelectual”

El profesor emérito del Antonianum de Roma recuerda al asesinado presidente de la Conferencia Episcopal Turca

(Luis Alberto Gonzalo-Díez, CMF) Pudiera pensarse que un profesor emérito del Antonianum de Roma no tiene capacidad para la sorpresa. La Vida Consagrada tiene aquel secreto, poco frecuente, que hace de la existencia algo nuevo y abierto a lo que está por venir… No se imaginaba que, a punto de volver a España a descansar, se iba a encontrar con la desgarradora sorpresa del martirio de su amigo Luigi Padovese, presidente de la Conferencia Episcopal Turca. A sus 80 años, Fr. Bernardino G. de Armellada nos abre el corazón: en él, la amistad y la fe marchan unidas.

¿Cuándo conoció a Luigi Padovese? ¿Qué nos puede decir de aquel capuchino?

En 1985 los dos éramos profesores del Instituto Franciscano de Espiritualidad, hoy Universidad Antonianum. Su competencia intelectual y su aceptación de parte de los alumnos era extraordinaria. Encuentros significativos eran los exámenes de trabajos de alumnos al coincidir como examinadores de tesis o tesinas… Así pude comprobar de modo inmediato su competencia y buen criterio en el trato de los temas y de los alumnos.

Luigi Padovese va a Turquía… ¿Qué noticia tiene de aquella Iglesia?

La especial relación de Luigi con Turquía existía ya cuando lo conocí. Sus explicaciones eran una lección estupenda sobre los lugares y doctrina de san Pablo y de los Santos Padres. Hice con él un viaje en grupo desde Estambul a Iskenderun, escuchando sus explicaciones sobre temas variados. Comentarios que se referían también a la actualidad penosa de las minorías cristianas, sobre todo católicas, en Turquía: ningún reconocimiento oficial, éxodo de los cristianos a Occidente, persecución sin miramientos al musulmán del que se sospechara que intentaba hacerse cristiano. El obispo de Esmirna nos decía que antes de dar el bautismo a un convertido tenía que buscarle trabajo en Occidente para que pudiera salvar su vida.

¿Considera que estaba “preparado” para ese testimonio martirial?

Padovese fue asesinado el 3 de junio

Su amor a la Turquía de san Pablo y de los Padres Orientales era tan antiguo como sus estudios universitarios. Parece que la Providencia lo preparaba para la misión… Se puede decir que su martirio comenzó con el asesinato, en febrero de 2009, de uno de sus sacerdotes, Andrés Santoro, que servía en la comunidad cristiana de Trebisonda. En la homilía del aniversario de la muerte del mismo, dijo: “Me place poner de relieve que ha sido asesinado como símbolo, como realidad de sacerdote católico. No ha sido asesinada sólo la persona. Se ha querido extirpar el símbolo que la persona representaba… El seguimiento de Cristo puede llegar también al ofrecimiento de la propia sangre”.

¿Cuál es la mayor carencia de los consagrados y el peor logro?

Me preocupa la atonía espiritual que invade a veces incluso nuestro entusiasmo activo. Los compromisos externos resultan más vistosos y atractivos que la interioridad del contacto con Cristo vivo en la oración. Al contrario, un logro puede consistir en que el progreso, especialmente técnico, ha impuesto a nuestra vida de cada día una inmersión en la realidad circundante. Es un beneficio sentirse más interrogados que halagados. ¡Psicología de héroes con la gracia de Dios! Algo de este clima se ha percibido en los últimos días romanos del Año Sacerdotal.

¿Cómo ve el futuro?

Los tiempos –no el Concilio– parece que hicieron perder la ‘inocencia’ de lo sobrenatural, y se dejó oír con insistencia y sin criterio sano la llamada a un naturalismo presuntamente personalizante. Actualmente, las vocaciones, dolorosamente escasas en nuestro mundo occidental, adquieren una fuerza más convincente que antaño. Desde el punto de vista humano, ven más alrededor para situarse. Esperamos el refuerzo de otras mentalidades más sensibles al misterio de lo sobrenatural. Sentirse fascinados por Cristo y estar dispuestos a jugarse la vida por Él es la gracia a la que ha de abrirse el llamado a la Vida Religiosa y confiar la fidelidad no al propio ingenio, sino al Espíritu que sigue soplando sobre el mundo. Y esto se nota en mucha juventud.

lagonzalez@vidanueva.es

MIRADA CON LUPA

La renovación de la Vida Consagrada necesita mayores que “miren lejos y miren bien” y, sin nostalgia, ayuden a leer los signos de vida para hoy. Es hora de fidelidad sin costumbre y de presencia sin recibir halagos. Esta era necesita lecciones ‘nuevas’ como el martirio de Padovese y la entrega diaria de veteranos y veteranas que viven sólo de la fe.

En el nº 2.713 de Vida Nueva.

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