Ecumenismo práctico en Sigüenza-Guadalajara

La diócesis cede algunos locales para las celebraciones de la comunidad ortodoxa

Ecumenismo-Guadalajara(Texto y fotos: Juan Ignacio Cortés) San Juan Casiano es una de las 68 parroquias de la Iglesia Ortodoxa Rumana que funcionan en España. Cerca de un millar de los aproximadamente 5.500 rumanos censados en la ciudad de Guadalajara participan en la vida de la parroquia, encomendada al padre Emilien Geabana desde su fundación, hace poco más de un año. Ante la necesidad de un lugar para reunirse y celebrar sus ceremonias religiosas, acudieron a la Diócesis, que les cedió una sala en la Casa Nazaret de Acción Social. Ecumenismo llevado a la práctica.

El obispo Sánchez y el padre ortodoxo Emilien

El obispo Sánchez y el padre ortodoxo Emilien

Es una mañana fría y desapacible de enero. Hace frío, llovizna y el cielo está decididamente gris sobre la ciudad de Guadalajara. En un lugar discreto pero visible del aparcamiento de la Casa Nazaret de Acción Social, un sencillo rótulo pintado en rojo sobre una chapa reza: Ortodoxá Bisericá (Iglesia Ortodoxa). Es la señal de que es domingo y de que en una de las salas del edificio se reúne la comunidad de la Parroquia de San Juan Casiano de la Iglesia Ortodoxa Rumana.

En los soportales hay grupos de dos o tres personas conversando. Algunas se apartan hasta dos improvisados lampadarios que están llenos de finas velas encendidas. Uno está destinado a las plegarias por los vivos; el otro, a las plegarias por los difuntos. Encienden una o varias más y permanecen un momento absortos, encerrados en su devoción. La Divina Liturgia, el equivalente a nuestra Misa, no ha comenzado todavía, pero el sacerdote ortodoxo Emilien Geabana lleva ya un buen tiempo recitando letanías y antífonas que preceden a la misa en sí.

Cerca de medio centenar de personas atienden con devoción las oraciones, en una sencilla sala de reuniones que ayer tarde fue decorada con profusión de iconos, dos de ellos expuestos ante el altar en dos ambones, una gran cruz, candelabros… El número irá creciendo paulatinamente, a lo largo de las más de dos horas que dura la liturgia, hasta rozar las 200 personas: mujeres que superan la cincuentena –todas tocadas con respetuosos pañuelos–; matrimonios jóvenes, algunos de cuyos hijos juguetean frente al altar; niños y adolescentes de ambos sexos.

La misa se desarrolla cadenciosamente, al ritmo dulce del canto de sacerdote, coro y fieles, interrumpido ocasionalmente por la procesión del Evangelio y las lecturas, las confesiones y casi automáticas absoluciones públicas de los niños –los adultos deben confesarse aparte–, la comunión bajo las dos especies de los más pequeños o la colecta. Terminado el ritual, el padre Emilien pronuncia una homilía de unos diez minutos y dedica otro tanto a dar diversos avisos a la comunidad.

Ecumenismo-Guadalajara-2Cumplido esto, todos desfilan ante el sacerdote para ser ungidos con aceite en la frente y, los que lo piden, en las manos. La solemnidad del ambiente se relaja y el sacerdote aprovecha la ocasión para, al tiempo que bendice a sus fieles, saludarles, preguntarles cómo va este o aquel asunto… Los que están en disposición de hacerlo, comulgan el pan consagrado colocado sobre una mesa. Muchos se llevan porciones a casa, guardándolo delicadamente, para consumirlo durante la semana. Lo normal es que no haya otra misa hasta el domingo que viene, y no siempre se puede asistir. Los que no pueden comulgar, parten un pedazo de pan sin consagrar y se lo llevan a la boca. Ellos también son parte de la comunidad, aunque no puedan participar completamente de la Eucaristía.

Cordialidad y devoción

Pese a la algarabía que se forma con tanto ir y venir, en la sala sigue reinando una delicada, cordial paz. Una paz que ha sido alimentada durante horas por la devoción interna y externa (esos cantos, esas persignaciones constantes, ese silencio militante de los momentos solemnes) de los fieles. Una paz acogedora, en la que ni siquiera los que no entienden rumano se sienten extranjeros.

El padre Emilien llegó hace poco más de un año a España. En octubre de 2008 celebró en esta misma sala su primera Divina Liturgia en el país. La comunidad rumana de Guadalajara merecía, en opinión del obispo ortodoxo rumano de España y Portugal, monseñor Timotei, la atención de un sacerdote, para no tener que desplazarse a otros lugares (normalmente, Alcalá de Henares) para asistir a sus celebraciones religiosas.

Habiendo contactado con el Obispado de Sigüenza-Guadalajara, éste puso a su disposición dos locales: la sala de la Casa Nazaret de Acción Social y otra en una antigua Escuela de Magisterio de la Diócesis, en Sigüenza. Según las necesidades de la comunidad y la disponibilidad del lugar, los fieles de San Juan Casiano tienen misa todos los domingos y, en ciertas ocasiones, algún otro día de la semana en Guadalajara. Además, el padre Emilien celebra, aproximadamente una vez al mes, en Sigüenza. De tanto en tanto, hay bodas y bautizos. Para fiestas especialmente populosas, como la Pascua, la Diócesis les ha cedido, en la capital, la iglesia de San Francisco. La colaboración ecuménica no se limita a la Iglesia Ortodoxa Rumana, sino que los ortodoxos rusos también pueden celebrar misa todos los domingos en la pequeña ermita de San Roque, que es el patrono de la ciudad.

Ecumenismo-Guadalajara-3El obispo José Sánchez siempre se ha caracterizado por su capacidad de acogida. En Sigüenza cedió un edificio que sirviera como centro de refugiados, en el Seminario diocesano fue donde recibió a las primeras decenas de kosovares que llegaron a España huyendo de la guerra de 1998, y dependencias de su propia residencia episcopal albergaron a toxicómanos en rehabilitación del Proyecto Hombre. Como él mismo deja caer en la conversación con Vida Nueva, es, en parte, consecuencia de sus tiempos de capellán de inmigrantes españoles en Alemania, cuando era él quien tenía que solicitar lugares en los que celebrar.

Libertad religiosa

“Lo que hacemos es claramente insuficiente, porque la comunidad ortodoxa rumana de Guadalajara necesitaría un espacio más amplio y exclusivo para ellos. Sin embargo, actualmente, no tenemos más posibilidades”, asegura el obispo, con un deje de frustración por no poder ir más allá en la colaboración “con los hermanos ortodoxos”. Y afirma: “Nuestra voluntad de colaborar es total”, entre otras cosas, “porque está en juego su derecho a la libertad religiosa y a expresar y vivir su fe en comunidad”.

Don José sólo tiene palabras de elogio para los fieles de San Juan Casiano y, en general, para los rumanos que viven en España: “Son una comunidad muy trabajadora, religiosa y preparada, como atestiguan los empresarios que tienen trabajadores rumanos y el mismo hecho de que algunos de ellos ya van creando sus propias empresas, con buenos resultados. También hay desadaptados, como en todo grupo humano, pero se trata de meras anécdotas que no debemos consentir que nadie generalice”.

El prelado ha participado en alguna de sus celebraciones y alaba sin reservas su religiosidad: “Ya me gustaría que muchos católicos se pareciesen a ellos en muchos sentidos. Mantienen vivos muchos valores que hemos perdido. Como pasa con otras comunidades inmigrantes, tenemos que darnos cuenta de que su presencia aquí también es una oportunidad para nosotros. Una oportunidad de aprender”.

Una presencia que va en aumento

Ecumenismo-Guadalajara-4La Iglesia Ortodoxa Rumana es una de las Iglesias de la comunión ortodoxa. Pertenecen a ella la mayoría de los rumanos (el 86,8% de la población de Rumanía, de acuerdo con el censo de 2002). Por el número de sus fieles –20 millones entre Rumanía, Moldavia y la diáspora–, es la segunda de las Iglesias ortodoxas autocéfalas, sólo por detrás de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Se fundó en 1872, cuando el Metropolita de Ungrovalaquia y Moldavia se separó de la jurisdicción del Patriarca Ecuménico de Constantinopla. Ese mismo año se constituyó el Sínodo de la Iglesia Ortodoxa en Rumanía. Su máxima autoridad es el Patriarca Daniel Ciobotea, elegido por el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rumana el 12 de septiembre de 2007.

La presencia eclesial de los ortodoxos rumanos ha ido aumentando paulatinamente en España en los últimos años, con el objetivo de prestar asistencia espiritual a los más de 700.000 inmigrantes rumanos que se han instalado en España, principalmente en los últimos quince años. Actualmente, cuentan con 68 parroquias (12 de ellas todavía en período de formación), repartidas a lo largo y ancho de toda la geografía española.

Todas ellas dependen del Obispado de España y Portugal, que es parte de la Metrópoli (Archidiócesis) de Europa Occidental y Meridional.

En el nº 2.692 de Vida Nueva.

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