Diez mujeres reflexionan sobre el aborto

embarazo(María Gómez / Victoria Lara / Marina de Miguel) Con el ánimo de aportar un poco más de luz a la reforma de la ley del aborto, Vida Nueva quiere ofrecer estas páginas como un espacio para la reflexión. Máxime, dado que no ha habido y sigue sin haber ningún tipo de debate social, ni a nivel político ni en ningún otro ámbito, y que toda postura pública en este asunto acaba siendo polarizada y enarbolada como una auténtica bandera política.

embarazo-2Tras abordar el tema desde otras ópticas, en esta ocasión damos voz a la mujer, cuya figura se quiere hacer pasar como única responsable a la hora de decidir sobre el propio embarazo. Diez mujeres del campo de la ética, el derecho o la teología, con responsabilidades en colectivos de Iglesia o empresas católicas, madres, abuelas… ofrecen a continuación sus argumentos para contribuir a la toma de decisiones responsables. Coinciden en que la reforma de la ley no es una prioridad en España ni hay una demanda social para ello, y, a partir de ahí, intercalan sus opiniones personales con análisis acerca de la protección de la vida, la autonomía y responsabilidad de la mujer para decidir, la necesidad de que los padres participen en la opción de una menor o el papel que ha de jugar la Iglesia.

“LA SOLUCIÓN VIENE POR LA EDUCACIÓN INTEGRAL”

adela-cortinap(Adela CortinaCatedrática de Ética y de Filosofía Política, Universidad de Valencia)

Creo que en este momento la reforma de la ley del aborto no responde a ninguna demanda social ni es tampoco una prioridad. Hay cuatro cuestiones que son prioritarias en nuestro país: el paro, que no sólo genera pobreza, sino pérdida de autoestima y conflictos familiares; la educación, que es la gran clave del presente y del futuro; la sanidad pública, tan potente durante mucho tiempo y que se va privatizando poco a poco, y la situación de la justicia como institución a todos los niveles. Temas como el del aborto resultan muy útiles para provocar discusiones sin venir a cuento, que dejan en segundo plano las verdaderas urgencias.

En cuanto a la postura que la mujer debe tener con respecto al aborto, se puede ser mujer o varón y estar a favor o en contra, claro está. Pero, a mi juicio, lo peor del problema del aborto es que está envenenado, que no se puede hablar sobre él con serenidad, sino que se ha “partidizado” y cualquier cosa que se diga sobre él en seguida se descalifica con una etiqueta, sea “usted está en contra de las mujeres y de sus derechos”, sea “usted está a favor de la cultura de la muerte”. Así no vamos a ningún sitio.

Porque lo que es bien cierto es que toda la sociedad está de acuerdo en que el aborto es una catástrofe, que eliminar una vida humana es un fracaso social y es un trauma para la mujer que lo padece. Las soluciones vienen por la educación integral y el refuerzo de los vínculos sociales.

“UN CAMBIO EXALTADO, PENDULAR Y TRÁGICO”

isabel-gomez-acebop(Isabel Gómez-AceboTéóloga seglar)

A pesar de las voces discordantes en el propio PSOE, se está llevando a cabo un proyecto de ley del aborto muy permisivo. No parece que el empeño se vea empujado por una demanda social, con lo que hay que buscar el motivo en otras fuentes. Aunque generalizar es una mala costumbre, tengo la impresión de que los partidos políticos tienden a gobernar pensando en los votos. Puede que el PSOE, viendo la debilidad del PC, esté intentando arañar votos por su izquierda, para lo que adopta alguna de sus tesis, como sería el caso del aborto.

Nunca la sociedad civil ni la religiosa se han preocupado de la vida de las mujeres a la hora de sus embarazos. En una maternidad se ponen muchas cosas en juego: salud, formación, vida laboral… pero nosotras debíamos parir, y cuantos más hijos, mejor. Incluso nos daban premios cuando se rebasaba la veintena. La repulsa de esta política ha llevado a un cambio de perspectiva que pone hoy el énfasis en la madre y no en el hijo.

Ha sido un cambio exaltado y pendular que ha llevado las cosas a un extremo trágico e incomprensible. Para toda mujer la experiencia de un aborto es dramática porque supone terminar con una vida que lleva en su seno, pero la nueva óptica puede abrir excepciones. Si en la guerra se puede matar por defender la vida, ¿puede abortar una mujer cuando el feto hace peligrar la suya?

“LA DECISIÓN HA DE TOMARSE DE FORMA RESPONSABLE

nuria-terribasp(Núria Terribas– Jurista y directora del Institut Borja de Bioética, Barcelona)

Esta reforma responde, en parte, a un interés concreto de fijar otros puntos de atención, dada la actual coyuntura económica especialmente difícil y el marco político en general, nada propicio al Gobierno. De todos modos, la Comisión de expertos que presentó el texto llevaba ya meses trabajándolo y el revuelo mediático se produce al conocer sus conclusiones. Falta ver si se da el tiempo suficiente para su trámite parlamentario, de modo que el texto pueda enriquecerse con las enmiendas y propuestas de mejora, sin urgencias electoralistas.

Más allá del posicionamiento individual sobre el aborto, según la propia conciencia, creo que la reforma de la ley era imprescindible para adecuar el marco jurídico a la realidad social, pues hace más de 20 años que se produce un fraude de ley evidente en la aplicación de las indicaciones actuales, tal como señalan las cifras (el 97% de los abortos se acogen a la indicación de ‘grave riesgo para la salud psíquica de la embarazada’).

madre-con-bebeEl cambio más sustancial es la introducción del aborto a demanda, sin concurrencia de indicación o circunstancia específica, siempre que se practique en un plazo no inferior a las 14 semanas y que seguramente cubrirá la mayor parte de ese 97%.

Sobre el hecho de legitimar la decisión de abortar a partir de los 16 años, creo que en sí no es negativo, pues llevar o no adelante un embarazo no es cuestión que deba dirimirse por un criterio exclusivo de mayoría de edad o de autoridad paterna; aun así, creo que será un error si la ley no añade un plus de exigencia, poniendo los medios para que esa decisión de la menor se tome acompañada por la intervención de profesionales preparados y del entorno familiar siempre que sea posible.

¿El “derecho a decidir” implica estar a favor del aborto? Creo que esa equiparación es una falacia y muchísimas mujeres defienden su derecho a decidir, y no por ello se someterían a un aborto, pues valoran que la vida del no nacido está por encima. El derecho a decidir implica que la autonomía de la mujer, sus propios valores y su capacidad de discernimiento es la que debe primar. Partiendo de esto, la conciencia individual y personal de cada mujer es la que debe presidir la toma de decisiones. Aunque podamos no compartir esa decisión, que entendemos éticamente cuestionable, creo que en un contexto de sociedad moralmente plural debe respetarse, siempre que la decisión sea tomada de forma autónoma y responsable. El Estado, garante de los derechos fundamentales, debe regular su ejercicio, y en el momento actual considera que es necesario ajustar ese marco legal dando prioridad, de forma clara, a la autonomía de la embarazada frente al no nacido.

Nos guste o no, ése es el camino emprendido y cabe esperar que se concrete de la forma más garantista posible, de modo que el daño infligido no sea mayor que el que se pretende evitar.

“DEBEMOS EXIGIR FORMAR PARTE DE ESTA LEY”

cristina-fdezp(Cristina Fernández AlcázarPresidenta-delegada de Manos Unidas en Huelva)

No consigo entender a qué vienen tantas prisas por reformar la ley del aborto. ¿Tenemos derecho a decidir sobre la vida de un ser humano? ¿Y una niña de 16 años? ¿Es lo que pide la sociedad?

La vida es el regalo más preciado que nos ofrece Dios, y por ello hay que respetarla, cuidarla, preservarla. A las 14 semanas, el feto se mueve, patea, traga y puede oír la voz de la madre. Desde mi punto de vista, ese feto es un ser humano. Un ser humano al que negaremos el derecho a vivir.

El otro punto polémico es el de permitir a las menores de 16 años interrumpir el embarazo sin el permiso de sus padres, como si fuese una simple operación de apendicitis, aunque para eso, sí necesitan el consentimiento paterno. Dejar en manos de una adolescente aterrada tan dramática situación es, según nuestro Gobierno, lo mejor para la niña. Y, por supuesto, del síndrome del aborto, depresión, ansiedad, angustia… ni hablemos.

Debemos exigir formar parte de tan importante ley. Deben saber que, por el hecho de ser mujer, no tenemos por qué estar a favor de esta reforma. Se habla de maternidad como si sólo fuese un concepto, como si pudiese aparecer y desaparecer sin consecuencias; pero está en juego la más importante de todas: la vida.

“EL ABORTO LIBRE DE LA MENOR ES UNA INCONGRUENCIA”

cristina-guzmanp(Cristina GuzmánProfesora de Derecho Canónico, Universidad Pontificia Comillas)

A la pregunta sobre el aborto libre hasta la 14ª semana de gestación, afirmo, como profesional del derecho, que se trata de una cuestión que trasciende el aspecto jurídico o criminológico. Lo fundamental no es si deben establecerse o no sanciones penales de mayor o menor gravedad ante determinados supuestos o plazos.

Para mí lo importante es que el aborto es una interrupción violenta de la vida de un ser indefenso y desprotegido, tenga unos días de gestación o más de 14 semanas. Así, ampliar los supuestos legales permitidos es siempre una triste demostración del doble rasero y moral de nuestra sociedad, ya que existe una evidente desproporción con la tipificación y penalización de otros hechos sociales y/o jurídicos. En definitiva, lo lamentable es que el derecho a la vida de quien todavía no ha nacido pero ha sido concebido no obtenga la protección social y jurídica suficiente, y que el atentar contra esa vida incipiente no provoque una repulsa moral y social como para estar incluido en ese mínimo común ético protegido por el derecho.

embarazo-3La posibilidad de que una menor pueda abortar libremente, sin el conocimiento de sus padres o tutores, sería otra incongruencia de nuestro sistema legislativo. Se necesita el consentimiento de los progenitores para una anestesia local, pero en la interrupción del embarazo, que puede acarrear múltiples efectos perjudiciales físicos y psicológicos, no sería necesario. Teniendo en cuenta las encuestas y el escaso grado de comunicación con los padres en estas cuestiones, me parece una auténtica temeridad.

El Estado nos exige velar por nuestros hijos menores, responsabilizándonos hasta penalmente, pero en el ejercicio de su sexualidad nos despoja de la posibilidad de participar en la decisión de la menor. Por eso se necesitaría un debate social más serio, antes de presentar esta propuesta en el Parlamento porque, además, no creo que sea una cuestión tan urgente y necesaria.

Además, no creo que esta reforma recoja el sentir de todas las mujeres. Yo he podido realizarme como mujer en el ejercicio de mi sexualidad sin sentirme discriminada ni limitada por la normativa hasta ahora vigente. Porque creo que, como todo en la vida, el ejercicio de nuestros derechos debe realizarse no sólo con libertad, sino también con la responsabilidad propia y consustancial de toda persona humana que debe valorar la trascendencia de todos sus actos antes de llevarlos a la práctica.

“ES ALGO MÁS QUE UNA CUESTIÓN TÉCNICA”

inmaculada-francop(Inmaculada FrancoPeriodista)

Como católica, no me gustará ninguna ley del aborto. La mejor, en cualquier caso, será la que ponga su empeño en prevenirlos y en apoyar a las mujeres, especialmente si son menores. En el nuevo proyecto, veo mal que se elimine a los padres de la vida de los adolescentes en situaciones tan delicadas; la autonomía de las menores puede ser coherente con otras normas de la práctica médica pero obvia su necesidad de apoyo afectivo y moral. El otro gran cambio, sustituir los criterios por los plazos, parece un límite mayor al aborto, ya que la ley anterior no fijaba plazo temporal para el supuesto más invocado.

El gran número de abortos me parece un fracaso social; entiendo que haya una ley que regule sus límites, pero no el que se considere un derecho.  Pienso que en los temas de gran calado ético es necesario un amplio debate social previo. Los católicos debemos entender que exista una ley del aborto, pero tenemos derecho a opinar, porque las leyes, además de acotar los límites punibles de las conductas individuales, indican también cuáles son los valores comunes que hay que proteger. El Gobierno tiene que escuchar todas las voces. Y quisiera que, en este debate, la Iglesia hiciera visible su misericordia, su respeto y su amor por la vida, también hacia las mujeres concretas que sufren ese drama.

Yo conozco a muchas mujeres no católicas contrarias al aborto. Es un tema de humanidad, de concepción de la vida, que no se puede banalizar como si se tratara simplemente de una cuestión técnica. La maternidad y paternidad son tal vez las experiencias humanas más grandes que uno pueda vivir, no hay que ser religioso para reconocerlo. Me gustaría que la legislación las apoyara y defendiera. Pero evitar o reducir los abortos exige un gran empeño social y político que desborda el marco de la ley y que no implica sólo al Gobierno.

“NO PUEDE HABER SOCIEDAD SIN UNA MATERNIDAD”

virginia-burgos-p(Virginia BurgosPresidenta general del Movimiento de Jóvenes de AC)

Cualquier asunto tratado parcialmente siempre será presuroso. El debate sociopolítico urgente no está en el aborto, está en torno a la maternidad, de forma integral: no puede haber sociedad sin una maternidad querida, humanizada y arropada socialmente. Intentar regular el aborto sin antes haber hecho una opción social y de gobierno por la maternidad siempre será insuficiente y no acertada. El que una mujer vea mayores dificultades en ser madre que en poner medios para no serlo nos ha de hacer pensar qué tipo de sociedad estamos construyendo.

Precisamente, es nuestro ser mujer, nuestra capacidad de crear por encima de la de destruir, la que, como mujeres, nos puede hacer defender el derecho a la vida. El feminismo nos invita a entrar en nuestro mundo interior, a descubrirnos mujeres en este mundo, a escuchar nuestro cuerpo. El aborto no es inocuo para la mujer, ni para la que se plantea abortar, ni para la que aborta, ni para la que médicamente lo práctica; de eso no habla la ley, ni la de antes, ni la de ahora. La mujer no son plazos, no me hace más libre aquello que no me ayuda a ser yo.

“HAY QUE ACOMPAÑAR DESDE LA MISERICORDIA

mari-patxi-ayerrap(Mari Patxi AyerraEscritora, madre y abuela)

Hablar del aborto es algo muy delicado. No me resulta nada fácil. Está claro que un aborto siempre es un fracaso y una tragedia para toda mujer. Tengo las cosas claras para mí y los míos, pero no tanto para los demás. Como cristiana, nunca abortaría ni lo quisiera para mi gente, porque es deshacerse de un ser humano, y para sacarlo adelante creemos en la voluntad del Dios de la vida. Pero ante situaciones trágicas de pobreza, fragilidad o indefensión, no me atrevo a juzgar ningún caso en particular, ni puedo aceptar que se meta a nadie en la cárcel por haber abortado. Me parece bien que se despenalice el aborto y con eso no creo que se esté invitando a nadie a abortar. Al contrario, creo que se evita el que se haga en malas condiciones y sea un peligro para la vida de la madre.

Yo no quiero crispar a la sociedad con nuestra queja cristiana condenando constantemente lo que se legisla en la sociedad laica. Me duele más que, como Iglesia, estemos tan callados ante la cantidad de niños que mueren de hambre, sida y pobreza y ante la crisis económica.

madre-con-bebe-2Creo que hay que trabajar por la educación, la formación y el acompañamiento. Urge una buena educación afectivo sexual, acompañar a las familias, mejorar los cursillos prematrimoniales, educar a los jóvenes emocionalmente y dar recursos a las personas para amar mejor, para vivir mejor su sexualidad y así no tener que llegar a estos extremos.

En cuanto al aborto de una niña de 16 años, aunque prevalezca la decisión de la hija por encima de la de sus padres, eso no quita que lo puedan vivir juntos y le acompañen en el proceso de discernimiento. Viví de cerca el caso de una chica embarazada de su propio padre, que abortó… Yo sería incapaz de condenarla. Ella no pudo resistir el embarazo para dar el niño en adopción, y se deshizo de él; yo sólo pude acompañarla y respetarla con ternura y misericordia.

El aborto es más que un problema de conciencia personal, porque afecta al feto. Pero me planteo cómo actuaría Jesús en estos momentos. ¿Tiraría la primera piedra o sería el primero en acompañar?

“LA DEMANDA REAL ES QUE SE APOYE A LA VIDA Y LA FAMILIA”

mc2aa-angeles-fdez (Mª Ángeles Fernández- Directora de ‘Últimas preguntas’, en TVE, y ‘Horizontes’, en RNE)

A mi juicio, la reforma de la ley del aborto es innecesaria. Lo que realmente demanda la sociedad es apoyo a la vida y a la familia, mediante, por ejemplo, políticas que favorezcan la natalidad y la adopción, acompañamiento y ayudas a las mujeres con embarazos inesperados o problemáticos, apoyo a las familias en la educación en valores de sus hijos. No hay demanda en la sociedad para tal reforma y sin duda es necesario que oigamos otras voces para que el debate que se genere en la sociedad sea más amplio.

De ningún modo creo que se pueda hablar del aborto como un derecho; el derecho supremo es el derecho a la vida que tienen los niños, como seres humanos que son, que están en el seno de sus madres. No es hacer algo con nuestro cuerpo, sino con la vida de otro ser humano, totalmente diferente a nosotras. El cuerpo de la mujer es, durante el embarazo, el cobijo sagrado para una nueva vida. Además, hablar únicamente del cuerpo me parece una visión muy limitada. Por eso, pienso que se puede ser mujer y estar en contra del aborto; es más, lo propio de hombres y mujeres es estar a favor de la vida.

“NO ENTIENDO POR QUÉ ES UN ESTANDARTE DEL FEMINISMO”

maite-lopez(Maite LópezDirectora del departamento Multimedia de la Ed. San Pablo)

Creo que la reforma de la ley del aborto es completamente innecesaria. Los errores administrativos, la ambigüedad jurídica, la complejidad estructural, las tensiones sociales, los dramas familiares, las secuelas psicológicas y los traumas personales que conlleva la actual ley del aborto, y que se aducen para su ampliación, no se pueden resolver abriendo aún más las puertas a una práctica que, lejos de ser un “servicio sanitario”, supone una violación muy seria de los derechos humanos. Y, claro, necesitaría más debate social. Por desgracia, muchas de las grandes cuestiones sociales (y morales) quedan sometidas al oportunismo político.

adolescente-pensativaRespetando profundamente a las mujeres que tienen que pasar por ese trago, no dejo de pensar que es un grave error humano, social y político y, por lo tanto, que la ley no debiera ampararlo.

Me cuesta entender que se pueda ser mujer y defender el aborto y, más aún, convertirlo en un estandarte a favor del feminismo. El aborto es un acto contra la vida: primero contra la del bebé y, segundo, contra la propia vida. Somos depositarias, en la mayoría de los casos voluntariamente, de la vida de otro ser humano, le prestamos abrigo, alimento y seguridad durante nueve meses. El embrión y, posteriormente, el feto, no es una parte más del cuerpo de la mujer. Esta dignidad y esta alteridad es la que, a mi modo de ver, se está olvidando en las posturas feministas más radicales.

En el nº 2.662 de Vida Nueva.

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