“La religión, por más que alguno se empeñe, no es un hecho privado”

Jordi López Camps aboga por repensar el papel de las confesiones en una sociedad secularizada

(José Lorenzo– Foto: Sergio Cuesta) Todavía es posible hablar de religión en España sin que los políticos acaben tirándose los trastos a la cabeza. Al menos eso es lo que se vio el 26 de mayo en la presentación en Madrid del libro Asuntos Religiosos (PPC), de Jordi López Camps.

Se notaba que los tres invitados (el socialista José Bono, el popular Jorge Fernández Díaz y el director general de Relaciones con las Confesiones, José María Contreras) se habían leído la obra del ex director general de Asuntos Religiosos de la Generalitat de Cataluña, en el que propone “un marco conceptual de referencia distinto para comprender la laicidad en una sociedad marcada por la secularización, pero con una importante diversidad religiosa y con la necesidad de organizar la convivencia sobre una serie de valores éticos compartidos”. Por ello, y partiendo de que “la religión, por más que alguno se empeñe, no es un hecho privado”, abogó por que “la inteligencia política y la política inteligente deberían repensar el papel de las religiones en este nuevo contexto”.

Bono afirmó que la nueva mirada que el autor propone sobre la laicidad “no es ni mucho menos la de un laicismo excluyente ni dogmático, pero tampoco la de ese laicismo blando y falsamente integrador. Jordi propone ese laicismo que, como diría Ortega, está a la altura de los tiempos, o como ha dicho el papa Ratzinger, ‘la sana laicidad’. Y ese componente, más que privado, íntimo, del hecho religioso no se puede explicar sin una dimensión pública”. “Y aunque se prohibiera –añadió el presidente del Congreso de los Diputados–, no podría conseguirse porque, como demuestra la historia, los sentimientos religiosos han movido muchas voluntades y vidas”.

Cauces para el diálogo

Jorge Fernández, que concedió que si Bono fuese el presidente del Gobierno se entendería muy bien con él en estos temas, no fue tan comprensivo ni con el PSOE ni con el director general allí presente. Así, culpó al Gobierno de ser “crecientemente agresivo con las creencias de una parte importante de la sociedad”, y tachó la reforma de la Ley de Libertad Religiosa, de la que Contreras es autor, de ser “un proyecto político de laicismo” que se carga el consenso que esa ley cosechó en 1980.

Contreras, por su parte, planteó que lo laico y lo religioso no deben ser “conceptos antagónicos” y alabó que el libro “busque los cauces para que estos ámbitos se encuentren en un diálogo para crear una sociedad donde todos quepamos”. Asimismo, demandó que los partidos debatan sobre la religión, pero para “encontrar elementos de cohesión y no de enfrentamiento”.

En el nº 2.710 de Vida Nueva.

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