Las Jornadas de Delegados para el Clero ahondan en el don de la fidelidad

(M. de Miguel) A ejemplo del Santo Cura de Ars, dejaos conquistar por Él y seréis también vosotros, en el mundo de hoy, mensajeros de esperanza, reconciliación y paz”. Las palabras de ánimo que Benedicto XVI dirigió a los presbíteros en su carta con motivo del Año Sacerdotal estuvieron muy presentes durante la celebración de las Jornadas Nacionales de Delegados/Vicarios para el Clero 2010, que se desarrollaron en Madrid del 18 al 20 de mayo bajo el lema Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote.

Juan María Uriarte, obispo emérito de San Sebastián, y Lorenzo Trujillo Díaz, ex rector del Seminario de Ciudad Real y actualmente párroco en esa diócesis, iluminaron a los asistentes a través de varias ponencias en las que profundizaron sobre la fidelidad. “Es una gracia, un don, un regalo de Dios y, por tanto, antes que una cosa a lograr por estrategias o tácticas, es un abrir la mano, un pedirlo, un agradecerlo”, explica Trujillo Díaz, que partió en su intervención de la fidelidad de Jesucristo plasmada en la Carta a los Hebreos. “En un momento muy difícil para la Iglesia primitiva, la carta proclama a Cristo como sacerdote santo, misericordioso y digno de crédito. Ése es el fundamento de nuestra fe”, añade.
A partir de esta premisa, esbozó una serie de pautas pedagógicas para que el ser humano, y en concreto el sacerdote, profundicen en la fidelidad. Entre ellas se encuentran el crear hábitos que posibiliten la estabilidad del ser humano; la oración en relación con la gratuidad; la capacidad de sufrimiento en la vida; o el cultivo de la inteligencia creyente y de la verdad que nos ayudan a mantenernos fieles. Otro de los aspectos que centraron el trabajo expositivo del también profesor fue la estrecha relación que hay entre misericordia y fidelidad, porque, según añade, “se es fiel a la misericordia y la misericordia es fiel. Amor y fidelidad están muy vinculados”.

En el nº 2.709 de Vida Nueva.

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