Gabilondo destaca el compromiso de Manuel de Castro

(J. Lorenzo) Representantes del Gobierno, del PP, del PSOE, de los sindicatos, de las asociaciones de padres, de la escuela privada y de la pública, de la vida religiosa, de la cultural… llenaron el 18 de febrero, en Madrid, el Salón de Plenos del Consejo de Estado para agradecer a Manuel de Castro su entrega a la educación el día en que el Ministerio de Educación, de la mano de su titular, Ángel Gabilondo, le entregaba la Encomienda con Placa de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. Aunque sí se les esperaba, al final no asistió ningún representante de la Conferencia Episcopal para cerrar, con ese homenaje, los ocho años en los que el religioso salesiano estuvo como secretario general de Escuelas Católicas; ausencia muy comentada entre los asistentes.

Quienes sí participaron en el acto tuvieron sentidas palabras de reconocimiento para De Castro, empezando por la presidenta del Consejo Escolar del Estado, Carmen Maestro, quien destacó del personaje su capacidad para conjugar la defensa firme de sus principios con la de saber escuchar y dialogar.

También los suyos contribuyeron a abrumar un tanto al salesiano. En nombre de Inmaculada Tuset, presidenta de la federación que aglutina a los religiosos y religiosas de la enseñanza, se destacó su defensa de la escuela católica “con talante dialogante”, tarea en la que hubo de ser “valiente y prudente” a la vez, lo que le ocasionó “momento duros de crítica poco objetiva y de ataques irrespetuosos”.

Gabilondo, por su parte, reconoció en él a una “de las personas más relevantes en el mundo de la educación en los últimos años”, y, entre otras características que desgranó de él, ponderó su capacidad para el diálogo, su compromiso con sus valores, su voluntad de cooperación o “su templanza y mesura, que algunos confunden con tibieza”.

Un emocionado De Castro, por su parte, reiteró sus convicciones respecto a la educación –“es una de la tareas más nobles a la que merece la pena consagrar la vida”– y defendió el derecho de la concertada a desarrollar en libertad el proyecto educativo evangélico que la identifica.

En el nº 2.697 de Vida Nueva.

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