Benedicto XVI pide a los siervos fidelidad, prudencia y bondad

La homilía en la ordenación de cinco obispos llega en un momento delicado, tras el ‘caso Boffo’

Ordenación-obispos(Antonio Pelayo– Roma) Los obispos son los interlocutores prioritarios del Papa; el colegio episcopal tiene rango superior, histórica y teológicamente hablando, al cardenalicio. Por eso cuando Benedicto XVI se dirige a los obispos cuida en extremo sus textos, donde brilla su profundidad espiritual y “profesional”. Se vio cuando el 10 de marzo de este año dirigió su Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la remisión de la excomunión de los cuatro obispos consagrados por el arzobispo Lefebvre, y ha vuelto a verse ahora en la homilía que pronunció el pasado sábado 12 de septiembre, al ordenar, en la Basílica de San Pedro, a cinco nuevos obispos.

La ocasión era especialmente solemne, como lo demostraba el hecho de que los dos obispos co-consagrantes fuesen el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, y el cardenal William Joseph Levada, a quien Joseph Ratzinger apenas elegido Papa llamó para sucederle en el puesto de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. De los ordenandos, dos procedían de la Secretaría de Estado: Gabriele Giordano Caccia y Pietro Parolin, asesor para Asuntos Generales y subsecretario para las Relaciones con los Estados, respectivamente, quienes han sido nombrados nuncios en el Líbano y Venezuela. De los tres restantes (Franco Coppola, Raffaello Martinelli y Giorgio Corbellini), el primero desempeñará el cargo de nuncio en Burundi, el segundo será obispo de la diócesis suburbicaria (sufragánea) de Frascati y el tercero pasa a dirigir la Oficina de Trabajo de la Sede Apostólica. Obispos, pues, si podemos hablar así, de primerísimo plano.

El Santo Padre se encerró un día entero para dedicarse por completo a redactar su homilía, que llega en un momento particularmente delicado para la Iglesia, después de las tiranteces que se han observado a propósito del ‘caso Boffo’ entre la Secretaría de Estado y la Conferencia Episcopal Italiana. Estamos ante un texto cien por cien ratzingeriano, y por eso merece especial atención.

El Papa parte del principio de identidad entre el sacerdocio de Cristo y el sacerdocio presbiteral y episcopal; ambos deben estar marcados por el servicio: “Servir y darse a sí mismo en ello; existir no para uno mismo, sino para los otros, de parte de Dios y con la vista en Dios; es éste el núcleo más profundo de la misión de Jesucristo y, al mismo tiempo, la esencia verdadera de su sacerdocio. Así ha convertido en el más alto título de honor el término de siervo”.

El-Papa-en-CastelgandolfoTres son para el Pontífice las características que Jesús pide a sus siervos: la fidelidad, la prudencia y la bondad. “Al siervo se le ha confiado un gran don pero que no le pertenece. La Iglesia no es nuestra Iglesia, sino su Iglesia, la Iglesia de Dios. (…) La fidelidad es altruismo y por eso es liberadora para el mismo ministro y para cuantos le son confiados. Sabemos cómo la sociedad civil y no tan raramente la Iglesia sufren por el hecho de que muchos de los que han recibido una responsabilidad trabajan para sí mismos y no para la comunidad”.

La segunda característica que se pide es la prudencia: “… la prudencia es una cosa diversa de la astucia (…). La prudencia exige la razón humilde, disciplinada y vigilante que no se deja deslumbrar por los prejuicios; no juzga según deseos y pasiones, sino que busca la verdad, incluso la verdad incómoda. Prudencia significa ponerse a la búsqueda de la verdad y actuar de forma concorde con ella. El siervo prudente es, por encima de todo, un hombre de verdad y un hombre de la razón sincera”.

Situación tensa

Por fin, la bondad es, según el pensamiento pontificio, la tercera característica del siervo fiel y prudente: “La bondad crece al unirse interiormente al Dios viviente. La bondad presupone sobre todo una viva comunión con Dios, una creciente unión interior con Él (…). Nos convertimos en siervos buenos mediante nuestra relación viva con Jesucristo”.

Muchos periódicos han puesto en relación este llamamiento a los obispos a la fidelidad, a la prudencia y a la bondad con la tensa situación que ha creado en Italia la dimisión del director del diario Avvenire, Dino Boffo, por las siniestras acusaciones contra él por parte del director de Il Giornale, Vittorio Feltri, detrás de quien no pueden no verse los tejemanejes de Silvio Berlusconi, por mucho que éste lo desmienta. “Si el ‘caso Boffo’ –escribe en el Corriere della Sera su vaticanista, Gian Guido Vecchi– ha hecho crecer entre los obispos y los fieles el malhumor, los cardenales Bertone y Bagnasco son ahora los primeros en querer que se reencuentre la sintonía entre la Santa Sede y el episcopado”. Sin aludir ni directa ni indirectamente a esta situación, el Papa ha querido recordar a los obispos –comenzando por sus más cercanos colaboradores– prudencia en el actuar, no astucia, y “prestar fidelidad, sumisión, obediencia según las prescripciones canónicas, al santo apóstol Pedro, a quien Dios ha dado el poder de ligar y desligar, y a mí y a mis sucesores los Romanos Pontífices”, como exige el Pontifical romano a los candidatos al episcopado.

Angelo-CaloiaPor otro lado, en el curso de la semana que comienza habrá en el Vaticano una reunión del consejo del Instituto para las Obras de Religión (el famoso IOR, sobre el que tanto se ha fantaseado) para decidir la sustitución de quien ha sido su presidente durante 19 años, el banquero Angelo Caloia. En su momento, éste había sido llamado por el cardenal Agostino Casaroli, entonces secretario de Estado, para poner orden en la casa, después del excepcional período de monseñor Paul C. Marcinkus. La Comisión Cardenalicia de Vigilancia la preside el cardenal Bertone y la integran los cardenales curiales Attilio Nicora y Jean-Louis Tauran, más los cardenales arzobispos de São Paulo, Odilo Pedro Scherer, y de Ranchi (India), Telesphore Toppo.

La cuestión no es tanto encontrar un sucesor a Caloia, sino ejecutar las disposiciones que tomaron en su día los quince cardenales que componen el consejo para el estudio de los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede (del que forma parte el cardenal Rouco Varela), pidiendo transparencia y profesionalidad en la gestión de las finanzas vaticanas. (Hay quien sugiere que se planteará la continuidad de monseñor Piero Pioppo, ex secretario del cardenal Sodano, o su sustitución como prelado del Instituto, cargo que había caído en desuso desde la salida de monseñor De Bonis, de no excelente recuerdo). También éste podría ser un nuevo campo de desencuentro entre los cardenales Bertone y Sodano.

EL PAPA NO DESCARTA VENIRA A COMPOSTELA

Papa-y-presidente-PanamáEl jueves 10 de septiembre, Benedicto XVI recibió en audiencia a los promotores del Pabellón de la Santa Sede en la Exposición Internacional de Zaragoza celebrada el pasado año. El pequeño grupo de grandes empresarios españoles –César Alierta, presidente de Telefónica, y sus colegas de otras compañías– estaba acompañado por el todavía nuncio apostólico en Madrid, Manuel Monteiro; el arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña; y el embajador de España cerca de la Santa Sede, Francisco Vázquez. “Hoy como nunca –les dijo en castellano– se ha de ayudar a las personas a que sepan ver en la creación algo más que una simple fuente de riqueza o de explotación en manos del hombre”.

En el momento de los saludos, muy calurosos por cierto, el embajador reiteró al Santo Padre, en nombre del Rey, la invitación a visitar Santiago de Compostela con ocasión del Año Santo. “Aún no está cerrada la agenda del año 2010”, respondió entre sonrisas Benedicto XVI.

Al día siguiente fue el turno del presidente de Panamá, Ricardo Alberto Martinelli, quien también invitó al Papa a visitar su país sin indicar fecha concreta. Se habló de “las políticas sociales puestas en marcha por el Gobierno sobre proyectos de desarrollo, así como sobre la colaboración entre la Iglesia y el Estado con vistas a la promoción de valores cristianos y del bien común”.

apelayo@vidanueva.es

En el nº 2.675 de Vida Nueva.

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