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Bioética y dependencia


Un libro de José Ramón Amor Pan (Obra Social Caixa Galicia, 2010). La recensión es de Jesús Flórez.

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Bioética y dependencia

Autor: José Ramón Amor Pan

Edita: Obra Social Caixa Galicia

Ciudad: La Coruña

Páginas: 355

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(Jesús Flórez) El libro Bioética y Dependencia es una larga y profunda mirada que penetra en la entraña misma del ser humano como miembro especialmente vulnerable de la naturaleza. Y señalo lo de vulnerable con especial énfasis porque considero que, pese a su intrínseca dignidad y grandeza, ningún miembro de la escala evolutiva está tan sometido al ominoso azar de la consideración y voluntad de los miembros de su misma especie como lo está el ser humano. Su imagen, su itinerario, su vida toda desde que es engendrado, no quedan simplemente sometidas a las leyes de la biología en su rico sentido, sino a la voluntad, a la opinión, a la decisión, a la arbitrariedad o a la justicia de las personas que le rodean. Así es de vulnerable. Y es ahí donde nace, por exigencia de la inteligencia, la necesidad de la ética, en general, y de la bioética en particular. ¿Qué pensamos, cómo decidimos y, sobre todo, cómo actuamos ante la necesidad vital del ser humano que nos acompaña?

José Ramón Amor Pan, solícitamente preocupado por el sesgo que adoptan las personas, pese a la bondad de las leyes y declaraciones que se van desarrollando, descarga toda su preocupación y utiliza sus grandes recursos intelectuales y dialécticos en un primer capítulo que debería ser lectura obligada para quienes muestran una mínima preocupación por la convivencia. El capítulo se titula “Ejes de una ética del cuidador”. Sobre la base del binomio “persona dependiente-persona cuidadora”, se establece todo el complejo andamiaje que la sociedad es capaz de construir. Pero en cada eslabón, en cada juntura que articula el entramado, vibra la intensidad y el tono de la relación que entre ellas se establece. Por eso, esclarecer los fundamentos antropológicos que expliquen la naturaleza, la dignidad y los derechos de la persona dependiente se convierte en una necesidad; ya que sólo así tiene sentido exigir la implementación de una respuesta coherente en términos éticos, entendiendo como ético la base y el fundamento que configuran una recta convivencia.

Del mismo modo que no es posible una paz auténtica si previamente no se restaura la justicia, tampoco es posible la convivencia si no se define y se defiende el valor intrínseco de la dignidad humana con independencia de los atributos que un determinado individuo posea. Y eso, en el marco de la aldea global a la que nuestra convivencia se ve abocada.

Vida-con-sentido

No hay intervención social sin compromiso personal. No hay buenismo –por emplear un término tan radicalmente desprestigiado– si no hay real bondad; de lo contrario, el buenismo se convierte en caricatura como, por desgracia, está ocurriendo. No hay leyes justas si contradicen derechos humanos inalienables. No hay humanidad si no predomina el principio de la solidaridad. Cuando nuestro autor aboga por la poética de la esperanza para alcanzar la praxis de la bondad, no se deja llevar por el lirismo. Muy al contrario, conocedor profundo de la naturaleza humana y de los resortes que la motivan, valora el dolor y el sufrimiento, pero no duda en afirmar que “una persona que viva su vida-con-sentido está apta para vivir el sacrificio, es decir, puede aceptar una privación o un sufrimiento porque tiene un ideal, un objetivo por lo cual vive, por lo cual sitúa su vida en una perspectiva más amplia”. Razonamiento tan válido para la persona dependiente como para la persona cuidadora. Tal es la base de la esperanza y del optimismo militante al que Amor Pan se apunta, sin olvidar que la esperanza “no es mera confianza, sino más trabajo y arte, lo cual supone esfuerzo, constancia y superación”.

Naturalmente, el libro no se queda en los principios, sino que desciende a las realidades. Y ahí es donde se extienden sus capítulos que muestran la elaboración de declaraciones y leyes nacionales y supranacionales, y muy especialmente las realidades de las distintas formas de discapacidad: la intelectual, la física, la sensorial y expresiva y la mental, para terminar con un capítulo dedicado a la persona anciana. Es ahí donde el autor demuestra su magisterio en el análisis de situaciones y en el ofrecimiento de soluciones realistas y, al mismo tiempo, audaces. Analiza cada una de las formas de discapacidad, teniendo en cuenta las peculiaridades y los problemas principales que cada una plantea. De ese modo, no ahorra temas concretos por conflictivos que aparezcan. Cabe citar, a modo de ejemplo, su análisis sobre la española Ley de Dependencia y sobre la Convención Internacional de las Naciones Unidas, las documentadas reflexiones y referencias a la práctica de la eugenesia que se esconde detrás del diagnóstico precoz, la afectividad y sexualidad, el derecho al trabajo, el deporte, la autogestión, la eutanasia y el testamento vital, la relación entre psiquiatra y enfermo mental, la enfermedad dual (como es el caso de la discapacidad intelectual y la enfermedad mental).

Necesitábamos un alegato tan sólido y tan sereno como éste, que neutralizara visiones rabiosamente utilitarias y siniestras como las ofrecidas por personas como Singer, que no dudan en exponer su visión bioética proponiendo la eliminación de seres humanos con discapacidad intelectual, a los que niegan su derecho a la dignidad humana. La abundancia de citas y de textos originales, bien elegidos y esparcidos generosamente a lo largo del texto, ayuda a seguir el discurso y a valorar las fuentes de quienes lo corroboran o, por el contrario, lo discuten.

Por último, se debe destacar la elegancia y belleza de la edición, extremadamente cuidadosa. La riqueza y la calidad de la iconografía sirven de marco que, al tiempo que adorna el contenido, hace más placentera y cómoda su lectura.

En el nº 2.712 de Vida Nueva.

Actualizado
18/06/2010 | 08:33
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