La Iglesia brasileña apela al pueblo para reformar el Estado

Un documento de la CNBB llama a la participación social en la revisión del actual modelo político y económico

El Senado brasileño durante una reunión en 2006 de los países miembros del MERCOSUR

El Senado brasileño durante una reunión en 2006 de los países miembros del MERCOSUR

(Graziela Cruz– Brasil) Una amplia reforma política que cuente con la participación popular y cambie el modelo económico vigente en la sociedad brasileña. Éste es el punto central del documento presentado en rueda de prensa el pasado día 11 por la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB). El presidente de esta entidad y arzobispo de Mariana, Geraldo Lyrio Rocha, reconoció durante el acto que el escándalo de corrupción que afecta a altos representantes del Gobierno del Distrito Federal de Brasilia (el gobernador, José Roberto Arruda, está detenido, acusado de organizar una trama de corrupción y pago de propinas) ha servido de ejemplo para revelar la fragilidad del sistema político del país y reforzar la necesidad de una participación activa de la sociedad en los debates sobre la reforma política.

El texto episcopal –titulado Por una reforma del Estado con la participación popular– es el resultado de la primera reunión en 2010 del Consejo Permanente de la CNBB. Según su presidente, no se trata de proponer una receta rápida para la reforma del Estado, sino de ofrecer puntos para la discusión. “Queremos un debate amplio –afirmó– y, para eso, el documento apunta algunas señales para contribuir a la reconstrucción del Estado”. Dentro de las propuestas defendidas por los prelados, figuran la necesidad de evaluar el modelo económico, de ampliar los campos de trabajo, de fortalecer las exigencias éticas en defensa de la vida y del medio ambiente, de democratizar el acceso a la tierra a través de la reforma agraria y de una reforma urbana, y de democratizar la comunicación.

Geraldo Lyrio destacó que la reforma política que se hace necesaria no puede ser llevada a cabo tan sólo dentro de los despachos de los parlamentarios, sino con una amplia participación popular. Pero explicó que esta participación no se reduce al voto en los períodos electorales: “El voto no cierra la participación de la sociedad en la política nacional. El ejercicio democrático no se reduce al ejercicio del voto. No porque uno vote ya ha ejercido sus derechos de ciudadanía. Esto es sólo un elemento, tenemos que buscar otros elementos directos de participación”, insistió el arzobispo de Mariana.

En opinión del vicepresidente de la CNBB, Luiz Soares Vieira, las crisis políticas ocurren por problemas que están enraizados. “Es cada vez más necesaria la reconstrucción del Estado, que debe venir desde la sociedad. Y que sea un Estado aún más fuerte, que responda a las necesidades que tenemos”, defendió el también arzobispo de Manaus. Con respecto al modelo económico que, a juicio de los obispos brasileños, debe ser repensado, añadió: “El gran problema del modelo económico es que es concentrador y excluyente. Es preciso superar este modelo neoliberal, y necesitamos encontrar un modelo de inclusión en el que todos puedan tener acceso a las riquezas producidas por el país”.

Vieja preocupación

Además de esta reciente publicación, en muchas otras ocasiones los obispos brasileños han manifestado ya su preocupación sobre este tema, destacando la urgencia de una profunda reestructuración del Estado por medio de una reforma política. En junio de 2009, la CNBB publicó una nota titulada Democracia y ética, en la que advertía que había crecido la indignación ética frente a la violación de valores fundamentales para la sociedad, y urgía a “una reforma política profunda, para asegurar más transparencia, participación y mejor control social del ejercicio del poder y del buen funcionamiento de las instituciones”.

Es importante destacar que, desde hace varios años, hay un proyecto de reforma política que está parado en el Senado Federal esperando a ser sometido a votación. Y es que si, como parece, dicha reforma política depende de los parlamentarios, aún va a permanecer como idea en papel por mucho tiempo. Uno de los relatores del proyecto, el senador Marco Maciel, ocupó la tribuna a finales del pasado año para defender que la reforma política (o las “reformas institucionales”, como prefiere llamarla) sea la primera materia que tengan en cuenta los parlamentarios en 2011. Según el senador, este 2010 será un año de elecciones, por lo que no parece el momento más idóneo para acometer la esperada reforma política en profundidad. Una reforma que, en su opinión, es fundamental para mejorar el nivel de gobernabilidad del país, pero que puede esperar.

gaparecida@vidanueva.es

En el nº 2.700 de Vida Nueva.

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