El SJR en Colombia recibe amenazas de muerte

(Marina de Miguel) “Guerrilleros, subversivos…”. Son algunas de las acusaciones presentes en las amenazas de muerte que, a través de correos electrónicos, han recibido 16 organizaciones humanitarias dedicadas a velar por los desplazados en Colombia. Entre ellas se encuentra el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) que, como relata a Vida Nueva Alfredo Infante, director del SJR Latinoamérica y el Caribe, “se estableció por primera vez en el municipio de Barrancabermeja hace 15 años y, desde entonces, ha acompañado de manera silenciosa y pacífica a miles de personas en situación de desplazamiento en el Magdalena Medio colombiano y otras regiones del país en su búsqueda de reconocimiento de los derechos humanos y la reconstrucción de su proyecto de vida”.

La primera hipótesis, según el responsable jesuita, es que estas intimidaciones firmadas por el ‘Comando Conjunto de Limpieza’ sean de carácter paramilitar. “El mensaje dice: ‘No permitiremos que el desarrollo y la seguridad de Colombia retroceda’. Desarrollo y seguridad son las consignas de la política democrática del Gobierno de Álvaro Uribe”, afirma. La razón de estos correos, que han llegado tanto a miembros de las organizaciones como a los buzones institucionales coincidiendo con la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la encuentra en el papel más activo que se está desempeñando en la defensa de los desplazados. “Acompañar, servir y defender son las premisas del SJR. Durante mucho tiempo, se puso el énfasis en las dos primeras, pero ahora las circunstancias han obligado a desarrollar más lo relativo a la defensa y la incidencia política. Esto puede hacer que nos vean como una amenaza”, apunta.

No obstante, pese al peligro y a que, según lamenta, “en Colombia el círculo de impunidad es muy grande”, tanto esta entidad como las amenazadas seguirán con su labor. Eso sí, se han puesto en marcha unos parámetros de seguridad y se ha denunciado este episodio a las autoridades competentes y a la opinión pública. “Esperamos que los que amenazan y verdaderamente se oponen a la vida y la dignidad en Colombia se hagan de una vez visibles y así el Estado pueda garantizar la seguridad de la gente”, concluye Infante.

En el nº 2.712 de Vida Nueva.

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