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Victorino Terradillos: “Todos somos un poco franciscanos”


Autor de ‘Lecturas y canciones. Humanidad en el Universo’ (Cuadernos del Laberinto)
Victorino Terradillos, franciscano, escritor y poeta

JOSÉ LUIS CELADA | Nació un mes de septiembre de 1942 en Gumiel de Mercado (Burgos), “famoso por el vino, las bodegas, la siega y sus iglesias”; allí, muy cerca del Santuario de San Pedro Regalado, el también franciscano Victorino Terradillos Ortega fue conformando su personalidad antes de pasar por Pastrana (Guadalajara), Salamanca o Arenas de San Pedro (Ávila), donde reside en la actualidad. Aquí y allá, el religioso ha cultivado su amor por las letras y la poesía, una pasión que ahora comparte a través de “nuevos soportes de la evangelización” como Facebook y que ha traducido en estas Lecturas y canciones. Humanidad en el Universo (Cuadernos del Laberinto).

PREGUNTA.- ¿Qué le ha movido a escribir este libro?

RESPUESTA.- Este libro se sitúa en la conmoción, una reacción a lo que se oye. He sido impulsado a escribir, entonar y cantar todo cuanto existe. He procurado poner en pie un edificio que se levanta hacia la verdad y la belleza. Procuro el silencio, la atención y la palabra. Todo me ha movido y me sigue conmoviendo para hacer lecturas y declamar alguna canción.

P.- ¿Cuál es la fuente de inspiración de sus lecturas y canciones?

R.- Cualquier autor ha sido fuente, maestro. Citaría las lecturas constantes de los místicos españoles. No solo san Juan de la Cruz o santa Teresa de Jesús, sino todos los escritores franciscanos, desde Osuna hasta fray Ambrosio Montesino. Todos tienen “un no sé qué” que dejan balbuciendo, con sonidos indecibles que percibe el oído enfermo y sediento de nuevos acordes bellos.

P.- ¿Asombro y alabanza deben ser las señas de identidad de cualquier mirada cristiana sobre el mundo?

R.- Como seña de identidad de una mirada, sí que coloco el asombro. Pero otras personas no cristianas, no creyentes, de otras religiones…, ¿no se rigen también por el asombro que produce lo bello, lo verdadero, lo creado…? Estamos asombrados por el nacimiento y la muerte, por el juego y el amor, por la humanidad y toda criatura. Y vivir es alabar. No se puede mirar despreciando. Por eso, dentro del cristianismo, alabanza y asombro son configurativos modos constantes de la convivencia, del respeto.Lecturas y canciones, humanidad en el Universo, libro de Victorino Terradillos, Cuadernos del laberinto

P.- ¿Le ayuda a “oír el canto del universo” el hecho de ser franciscano?

R.- Todos somos un poco franciscanos. Contemplamos el universo, la naturaleza, al Hermano Sol y la Hermana Luna, y se puede decir que siempre estamos sintiendo sus palpitaciones, ¡tan bellas y asombrosas! Creo sentir de modo más universal. La experiencia del Hermano Francisco es personal, propia, pero posee la connotación de un hecho universal. Cualquiera oye, percibe, siente, imagina, se adentra en el bosque y suspira.

P.- ¿Se siente un filósofo, un sabio, un místico…?

R.- Cuando uno escribe, lo hace tal como es: una persona. Ya dirá el lector si estos versos son una manifestación del estado místico, misterioso, mistérico… Porque, al ser un término tan recurrente hoy, puede llenarse de sugerencias y vaciarse de contenido. Y yo prefiero el contenido.

Laudato si’, muy presente

El padre Victorino Terradillos piensa que la encíclica papal Laudato si’ “debería estar presente en muchas lecturas y momentos de la educación”. También cuando se lee o se escribe un libro como el suyo. Porque el papa Francisco nos invita a “entrar en diálogo con la casa común”, a contemplar la Tierra como “donación originaria de las cosas por parte de Dios”. Una práctica que el religioso burgalés ha integrado en su vida guiado por el ejemplo de san Francisco, “cantor de la Creación y de su Creador”.

En el nº 2.978 de Vida Nueva

Actualizado
26/02/2016 | 00:27
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