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Una mirada profética sobre el dinero


Jesús-y-el-Dinero

La conferencia del padre José Antonio Pagola en la Universidad de Granada en marzo de 2012 sobre la crisis europea tiene un título exacto: “Una mirada profética inspirada en Jesús”. Después presentaría en Madrid una segunda conferencia sobre el tema y las dos conferencias son la base de este libro que, más allá del fenómeno europeo, se adentra en las relaciones de cada lector con el dinero.

Como toda profecía, rompe la piel de la superficie y va a lo profundo de esa realidad de la historia humana que es la dictadura del dinero.

Es un libro subversivo, en cuanto agrieta las bases del sistema que ha construido y en que se apoya el mundo de hoy. Para Pagola, el mal de fondo del mundo de hoy abrumado por las crisis financieras y por la multiplicación de pobres y miserables, es “la tiranía impuesta por los poderes financieros a la comunidad mundial”.

El cristianismo aparece, por tanto, como una respuesta subversiva a esa tiranía.

Es una tiranía que gira alrededor del ídolo absoluto, el dinero, “el gran enemigo del proyecto humanizador de Dios”. Empuja a los pueblos a acumular, mientras Jesús llama “necio” al rico que construye graneros porque esa ansia de acumular “nos ha hecho esclavos”. “A la humanidad se le irá haciendo cada vez más difícil soportar la tiranía del dinero que hoy domina la marcha del mundo”.

Ante  ese poder la propuesta del autor es clara: “hemos de cuidar y reflejar una primera actitud: ‘no serviremos al dinero’”.

Es fácil decirlo, por eso el autor agrega: “el dinero es un ídolo interiorizado en la sociedad y en la Iglesia, en nuestras familias y nuestras vidas”.  La resistencia a ese ídolo está hecha de “vida más sobria, compartir lo que tenemos y no necesitamos, aprender a empobrecernos, estar de verdad junto a los pobres, intercambiar bienes para facilitar al redistribución, la solidaridad y la justicia; redefinir qué es bienestar, o sea lo que en nuestra cultura y condición se considera necesario para llevar una vida digna y no desear tener ni una sola cosa superflua, y estar junto a las víctimas de la crisis”.

Son propuestas que el autor formula a lo largo del libro, no como recetas para aplicar mecánicamente o con intención mágica. Cada una de estas propuestas está inspirada en el ejemplo y la palabra de Jesús.

Él no dejó, afirma, “una doctrina religiosa, lo que aporta es un nuevo paradigma, una llamada a vivir una nueva alternativa, una fuerza que nos atrae hacia un mundo más humano y dichoso”. Con Él “comienza un tiempo nuevo. Quiere construir con nosotros una vida más humana”. “Esto que Jesús llama Reino de Dios no es una religión, es mucho más. Va mucho más allá de las creencias, preceptos y ritos de cualquier religión. Es una experiencia nueva de Dios”. “Es posible un mundo diferente porque Dios lo quiere así”. “Pero Dios no puede cambiar el mundo sin que nosotros cambiemos”.

Jesús propone una nueva lógica: “la de vivir sin acumular, vivir en un mundo compartido, renunciar a un sistema de vida definido por la producción, creer en el poder transformador del ser humano”.

Ese poder transformador parte de actitudes, surge del interior de cada humano. Una de esas actitudes es la compasión que “es la herencia decisiva que dejó Jesús a la humanidad, la fuerza que ha de impregnar la marcha del mundo”. Dios, en efecto, es un misterio de compasión: “lo que define a Dios no es el poder sino las entrañas maternales de padre. La compasión es el modo de ser de Dios”. Por eso “la primera mirada de Jesús no se dirige al pecado del ser humano, sino a su sufrimiento”. Es una compasión liberada de una concepción sentimental que toma en serio el sufrimiento de los inocentes, que reclama una manera nueva de relacionarnos con el sufrimiento que hay en el mundo. Y advierte: “esta compasión no brota en la conciencia humana de la atención a la ley o del respeto de los derechos humanos. Se despierta desde la percepción atenta y comprometida del sufrimiento de los seres humanos”.

Pagola destaca la expresión evangélica sobre los últimos que serán primeros, que contradice la  lógica de la carne: “los últimos como predilectos de Dios”. El Evangelio no da fórmulas para acabar con el hambre o la miseria “pero sí destaca una dignidad indestructible para todas las víctimas de abusos y atropellos. Los que no interesan a nadie son los que más interesan a Dios”. Y concluye Pagola: “nunca religión alguna será bendecida por Dios si vive de espaldas a ellos… Hemos llegado a adorar al Crucificado de manera que nos oculta a los crucificados de hoy. En la espiritualidad cristiana hay demasiados cantos y pocos gritos de indignación, demasiada complacencia y poca nostalgia de un mundo más humano, demasiado consuelo y poca hambre de justicia”.

En la portada del libro se lo resume como “una lectura profética de la crisis” y es cierto. Entre toda la literatura inspirada por la crisis financiera, se destaca esta voz original y profunda que extrae su riqueza y vigor de su capacidad para interpretar un signo de nuestro tiempo; que es tanto como descubrir la escritura de Dios en los garabatos torcidos de la historia que los hombres estamos escribiendo.

VNC

Actualizado
19/05/2013 | 00:00
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