En ‘El revés de la trama’ Javier Morales recensiona la colección de cuentos de Chéjov (Rey Lear, 2014).
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Título: Antón P. Chéjov. Cuentos completos (1880-1885)
Edición: Paul Viejo
Editorial: Páginas de Espuma, 2014
Ciudad: Madrid
Páginas: 1.165
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JAVIER MORALES | La figura de Antón Chéjov (1860-1904) como maestro del cuento no solo no se ha apagado con la entrada en el nuevo siglo, sino que se ha agrandado aún más si cabe. Su capacidad para penetrar en el alma humana –“no imagines sufrimientos que no hayas experimentado y no dibujes cuadros que no hayas visto, pues la mentira en un cuento es mucho más aburrida que en una conversación”, le escribió a su hermano Alexander– y su técnica, despojada, dispuesta a exprimir lo más importante de la vida, lo han convertido en un clásico muy actual. Uno lee algunos de sus relatos como si se hubieran escrito ayer.
Hasta ahora, contábamos en castellano con importantes ediciones de sus cuentos (muy destacable la del “chejoviano” Richard Ford), pero nos faltaba una visión general de su obra. Este empeño titánico es el que ha emprendido la editorial Páginas de Espuma, un sello independiente que ha revolucionado el panorama literario español en los últimos años con su apuesta por el relato corto.
Con una excelente edición de Paul Viejo, acaba de salir el primero de los cuatro volúmenes que reunirán la narrativa breve del escritor ruso, la que va desde 1880 a 1885, año que supone un punto de inflexión en la obra de Chéjov.
Con una familia que hoy llamaríamos desestructurada, un padre alcohólico y tirano y varios hermanos, Antón, el mayor de ellos, tuvo que sacar adelante a la prole. Abandonaron su ciudad natal, Taganrog, y se trasladaron a Moscú.
En la capital, mientras estudiaba medicina y para obtener dinero, el joven Antón comenzó a publicar relatos de corte humorístico en distintas publicaciones bajo el seudónimo, entre otros, de Antón Chejonté.
Reúne este volumen las piezas ligeras de su primera etapa, aunque nos encontramos ya con joyas como Flores tardías, donde la melancolía y la profundidad del relato anticipan los rasgos que han convertido a Chéjov en un autor inmortal.
En el nº 2.903 de Vida Nueva