Libros

Tiempo de crear


Un libro de Benjamín González Buelta (Sal Terrae, 2009). La recensión es de Dolores Aleixandre.

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Tiempo de crear. Polaridades evangélicas

Autor: Benjamín González Buelta, sj

Editorial: Sal Terrae

Ciudad: Santander

Páginas: 200


(Dolores Aleixandre, rscj) El anuncio de un nuevo libro de González Buelta es una alegría para sus lectores, que somos muchos. Como su reflexión va siempre tan pegada al Evangelio y a la vida, podríamos decir que se ha inspirado para estas polaridades evangélicas en el dicho de Jesús en torno a ser “astutos como serpientes y sencillos como palomas” (Mt 10, 16), o en aquellos dos imperativos del profeta Isaías al rey Acaz: “¡Vigilancia y calma!” (Is 7, 8), desde ese paralelismo antitético al que el mundo semítico es tan aficionado.

Por ese camino van las polaridades de González Buelta y,  frente a nuestra tendencia a optar por un mediocre término medio, creyendo que se trata de vivir un poquito de una cosa y otro poquito de otra, lo que el libro nos ayuda a descubrir es que sólo viviendo plenamente cada una de esas polaridades (“las dos alas del Espíritu”) es como se logra integrar lo que en apariencia está en oposición.

En tiempos tan átonos como los que vivimos, en medio de un mundo fragmentado y “líquido”, resulta una vigorosa sacudida su invitación inicial a crear, porque “la creatividad está en el centro mismo de la existencia y urge que nuestra acción creadora de un mundo más humano se convierta en nuestra palabra sobre Dios”. Este trabajo creador no podemos hacerlo en espacios ajenos a las tensiones del mundo, sino en lugares de ruptura y de frontera: es ahí donde hay que echar raíces hondas y donde el cristiano está llamado a “permanecer y crear el don nuevo de Dios”.

No se trata de negar las tensiones de la realidad, ni de contentarse con avanzar usando “un solo remo”, sino de poner a dialogar esos polos que parecen cargados de dinamismos contradictorios: ‘la utopía y lo germinal’; ‘profecía y sabiduría’, ‘eficacia y gratuidad’, ‘lo comunitario y lo personal’, ‘mística y ascética’. Un diálogo que implica superar otras polaridades que, si no llegamos a integrar, amenazan con fragmentar nuestra vida, haciéndonos creer que hay que elegir alguna de ellas excluyendo la que parece opuesta: espiritualidad o compromiso, contemplación o acción, o cualquiera de esas falsas opciones que han debilitado nuestra respuesta al Evangelio en las últimas décadas.

Estamos ante la reflexión de un maestro del espíritu, que nos brinda  su ayuda para que nos comprometamos con creatividad en las múltiples fronteras de nuestro mundo, “respondiendo a la propuesta que Dios nos hace desde el fondo de la vida misma, para crear juntamente con Él un futuro más humano para todos, sin exclusión alguna”.

En el nº 2.680 de Vida Nueva.

Actualizado
23/10/2009 | 09:31
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