Libros

‘Teresa de Jesús. La dama herida’


Un libro de Irene Guerrero (San Pablo, 2014). La recensión es de Fernando Donaire, OCD

Dama Herida

Título: Teresa de Jesús. La dama herida

Autor: Irene Guerrero

Editorial: San Pablo, 2014

Ciudad: Madrid

Páginas: 328

FERNANDO DONAIRE, OCD | Pululan en las estanterías del libro distintos acercamientos a la vida de santa Teresa de Jesús en este año del V Centenario de su nacimiento. Acercamientos que chocan con la verdad fundamental que la misma protagonista nos cuenta en el Libro de la Vida que escribió allá por el año 1562. Y suele pasar que cualquier acercamiento biográfico, cuando ya existe un testimonio de la propia persona, está lastrado por la comparación. ¿Para qué leer un sucedáneo si tenemos el original? En el fondo, ¿para que beber del grifo si podemos hacerlo de la fuente del propio manantial?

Sin embargo, a veces necesitamos de mediaciones para poder acercarnos al original, y quizás, a través de la literatura, podamos encontrar algunas luces para iluminar el sendero. Sobre todo, cuando nos enfrentamos con Teresa de Jesús, que no tiene una lectura fácil para el principiante en estos lares de la espiritualidad, porque su vida está entrelazada con el pensamiento y la reflexión, el tratado y la vida, al compás de su pensamiento entre pausas y divertimentos. Y, además, el castellano de Teresa está muy lejos del lenguaje de hoy. Eso provoca en el lector impaciente de nuestra época la huida de sus páginas, por eso a veces es necesario un umbral más contemporáneo que ayude a entrar en la casa de los místicos.

Entre las biografías que se han publicado últimamente, fuera del competitivo mercado de los best sellers, nos encontramos con Teresa de Jesús. La dama herida, publicada primorosamente por la editorial San Pablo el pasado otoño, cuya autora es Irene Guerrero, carmelita descalza del Monasterio de Toro (Zamora). La obra tiene como virtud primera la cercanía de una “hija de Teresa”. Conoce muy bien Irene Guerrero la vida de la santa Teresa de Jesús y es capaz de derramar a lo largo de la misma detalles propios de quien sigue encarnando el espíritu teresiano que la Santa Madre legó a sus hijas. Y esta virtud, en los tiempos que corren, es sinónimo de verdad.

Porque, a pesar de jugar con la ficción novelada de una vida, la obra que reseñamos está preñada de la verdad de quien conoce el paño con el que hila. Es este uno de los rasgos que más echo de menos en otras publicaciones recientes sobre santa Teresa de Jesús. Y por eso destaco esta primera virtud, que no le pesa al lector neófito y agrada al avanzado. Y no es más que el conocimiento directo de la vida de un convento de clausura y el espíritu teresiano releído desde las fuentes mismas de la vida cotidiana.

Mirada sencilla

El hilo de los acontecimientos en la obra, marcada como no puede ser de otra manera por la propia vida de la Santa, se engrandece en la sencillez de la mirada de la autora. Y la segunda virtud de esta obra está en la elección de los acontecimientos que construyen el discurso narrativo, un punto de vista que selecciona aquellos momentos fundamentales para poder caminar al hilo de su historia. Es la de Irene Guerrero, por tanto, una relectura o reinterpretación en la que no olvida en ningún momento la doctrina teresiana que fluye en la historia sin forzarla; más bien al contrario, vistiendo aquella de la sencillez de los acontecimientos.

En el fondo, la autora tiene muy claro que en Teresa de Jesús no se pueden separar “oración y vida”; por eso el pensamiento siempre cuelga del tendedero de la realidad. Es de agradecer, en este sentido, para cualquier conocedor de la obra de Teresa de Jesús, que los pensamientos que están integrados en el corpus de una obra anterior aparezcan aquí al hilo de la propia vida del personaje. Una tarea que no es sencilla y de la que la autora, en mi opinión, sale airosa.

Otro de los hilos de esta “madeja encarnada” que es Teresa de Jesús. La dama herida es la utilización del entramado de la ficción, de aquellos libros de caballerías que Teresa leyó cuando niña y que están presentes de una manera constante a lo largo de la obra. La de Teresa y la de Irene. Teresa de Jesús se mira en la infancia, en el espejo de su madre, que la adentró en el mundo de la ficción a través de aventuras fantásticas de caballeros intrépidos y damas audaces.

El territorio de la ficción es también el de la infancia, porque ahí se origina el imaginario que después desarrollamos a lo largo de la vida, los lugares comunes, las intuiciones más certeras. No es de extrañar, entonces, que su obra cumbre tenga un Castillo como símbolo principal. El Castillo o Palacio es el territorio de todos los cuentos. En ellos ocurren las “cosas más secretas”, en ellos se dilucidan las tramas y se cierran los finales. Ese acervo de símbolos e imágenes guardadas desde niña no se podían quedar en el limbo del pensamiento, por eso Teresa de Jesús tiene que escribir, comunicarse, compartir su verdad, al compás de ficción y símbolo.

Irene Guerrero sigue ese sendero, igual que los niños siguen las miajas de pan en los cuentos, y es ahí donde encuentra el secreto. Y, a la par, lo mejor de su propuesta. La imbricación de los relatos que con paciencia teresiana junta la autora va uniendo, hilo tras hilo, una madeja que pudiera parecer deshilachada, pero que, al ritmo de la escritura, se convierte en un tapiz entrelazado de referencias que constituyen los mejores puntales de la historia.

Si somos capaces de leer esta biografía entre líneas, nos encontraremos los mil mundos que pueblan el corazón de esta dama herida. Una mujer que recibe las heridas como saetas y que la impulsan a vivir la vida desde el centro de la pasión de Dios mismo. Heridas regaladas como presentes para el camino, palabras como golosinas para el alma, fuego embriagador como presencia para la misión. Así mira la autora a Teresa de Jesús, desde la sencillez de los acontecimientos que descubren los secretos más profundos. Buen umbral el que nos regala Irene Guerrero, llave perfecta para entrar en lo más profundo del corazón de Teresa.

En el nº 2.934 de Vida Nueva

Actualizado
20/03/2015 | 02:23
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