Libros

Por la renovación y el diálogo


Tratado de Moral fundamental de José Manuel Caamaño con sabor jesuítico y amplio conocimiento bibliográfico

L_ST_46

Título: Moral fundamental. Bases teológicas del discernimiento ético

Autores : Julio Luis Martínez (SJ) y José Manuel Caamaño

Editorial: Sal Terrae, 2014

Ciudad: Madrid

Páginas: 560

MARCIANO VIDAL (C.SS.R.) | El título de la obra señala el campo disciplinar –la Moral fundamental– donde se encuadra la temática del extenso volumen editado por Sal Terrae en su prestigiosa colección Presencia Teológica. Los autores son dos conocidos y reconocidos profesores de teología moral en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid); uno de ellos –Julio L. Martínez– es actualmente rector de la citada institución académica de la Compañía de Jesús.

El subtítulo indica la orientación que los autores han querido dar a su comprensión de la moral fundamental. Entienden este tratado como un trabajo de echar los cimientos (las bases teológicas) de todo el edificio teológico-moral. Por otra parte, proponen entender la moral con un acento jesuítico: mediante la bella y sugerente categorización de discernimiento ético. En la Introducción, pieza que suele ser redactada después de concluido el libro, los autores se dejan interpelar por los signos de la actualidad eclesial, marcada, básicamente, por la significativa presencia del papa Francisco, quien pide a la Iglesia salir a “las afueras”, donde hay más intemperie que seguridades.

Como inmediato predecesor en la enseñanza de la asignatura de Moral fundamental en la misma Facultad de Teología, me he sentido gratificado al constatar que tanto la selección de los temas como la orientación de los mismos se sitúan en una decidida opción por la renovación interna del discurso teológico-moral y por el deseo de dialogar con la cultura de nuestro tiempo. En estos dos aspectos la obra marca un hito que ojalá no sea desconocido por los moralistas de nuestro entorno, tanto de España como de América Latina.

La obra utiliza una organización de carácter lineal, a base de yuxtaponer capítulos, once en total, en los que van apareciendo los temas que suelen componer el programa de un curso universitario de Moral fundamental.

Se comienza por tomar nota de los planteamientos de La teología moral en el contexto cultural actual (cap. 1), con evidentes referencias al pensamiento de Benedicto XVI en la encíclica Caritas in veritate y con una insistencia particular en las variaciones actuales sobre la comprensión del sujeto humano.

El segundo capítulo se dedica a la presentación del tratado de La teología moral fundamental (cap. 2). Es uno de los capítulos de mayor densidad, tanto en la ajustada presentación de los temas como en el abundante uso de la bibliografía actualmente disponible.

En el tercer capítulo se aborda una cuestión que, según mis conocimientos, recibió tratamiento sistemático por vez primera en el ámbito académico de la Universidad Comillas: La epistemología teológico-moral (cap. 3). Para ello se tienen en cuenta las seminales intuiciones del agustino Vicente Gómez Mier, se asumen los datos más recientes (documento de la PCB, 2008) y no dejan de ser tratadas cuestiones sensibles como el desarrollo doctrinal y el disenso.
 

Finura y valentía

La sintética exposición sobre la historia de la teología moral, ofrecida en los capítulos 4 y 5, completa el primer bloque. Son de destacar la finura y la valentía con que son expuestas las corrientes de pensamiento teológico-moral más cercanas. Quien escribe la presente recensión agradece el tratamiento que recibe en las pp. 257-258.

Los capítulos 6 y 7 analizan dos aspectos básicos del paradigma teológico-moral: la “autonomía y teonomía en la teología moral” (cap. 6) y “la especificidad de la moral cristiana” (cap. 7). Sobre la primera de las cuestiones, los lectores de Vida Nueva han podido tener conocimiento de un valioso estudio de J. M. Caamaño (VN, nº 2.863) presentado en el magnífico escaparate de libros que constituye esta sección de nuestra revista.

Al tratamiento sobre la especificidad de la moral cristiana se adjunta la discusión acerca de la propuesta de la Comisión Teológica Internacional sobre una “ética universal basada en la ley natural considerada esta desde nuevas perspectivas” (2009). Apoyados en recientes palabras del papa Francisco, los autores concluyen que hay que:

Seguir reflexionando en torno a esta magna quaestio de la ley natural a fin de orientar adecuadamente el carácter universal de la ética y el diálogo entre culturas y religiones, más aún en este momento tan interesante y difícil de la historia que atravesamos. (pág. 375)

Tres de los últimos capítulos exponen otros tantos temas básicos pertenecientes antes a la moral fundamental y encuadrados ahora, a mi juicio de forma más coherente, en el tratado de la moral general:

  • Libertad y responsabilidad (cap. 8).
  • La conciencia moral (cap. 9).
  • El pecado (cap. 10).

Los temas son expuestos con claridad, con exactitud y utilizando inteligentemente la bibliografía disponible. En las expresiones del comportamiento responsable, los autores optan por el esquema de: opción fundamental, actitudes morales y actos. En el tratamiento de la conciencia moral hay claras dependencias del pensamiento de J. Ratzinger; en la cuestión acerca de la conciencia invenciblemente errónea, los autores no quieren enfrentarse directamente con las posturas conservadoras, pero no dejan de recoger la enseñanza del Vaticano II (GS, 16). En la exposición sobre el pecado se alude a las “estructuras de pecado”. En el tratado sobre la virtud, los autores se unen a la corriente de recuperación de esta categoría, sin entrar en diálogo con los que ofrecen (ofrecemos) la alternativa de actitudes.

El sabor jesuítico, resaltado de nuevo en el Epílogo, no merma en nada la validez universalizable del presente tratado de Moral fundamental compuesto con amplio conocimiento bibliográfico, con dialogante mirada hacia la cultura de hoy y con esperanzada opción por una Iglesia de “las afueras”.

En el nº 2.912 de Vida Nueva

Actualizado
10/10/2014 | 07:00
Compartir