Libros

Misericordia para jóvenes


En este año, en el que el papa Francisco ha pedido dedicar a la misericordia –no como “una idea abstracta”, sino como “una realidad concreta”, según lo manifestó en la Bula de convocatoria al jubileo Misericordiae Vultus–, se pueden apreciar que muchas librerías, especialmente las de textos religiosos, están pobladas de libros, libritos y hasta cuadernillos dedicados a este concepto. Pero no todas estas obras tienen originalidades que las puedan distinguir de entre las otras que comparten las mismas bateas de los locales de libros. Sin embargo, Ser jóvenes misericordiosos como el Padre, recientemente editada por Ediciones Don Bosco Argentina, rompe esta lógica monotemática. Se trata del primer libro que ayudará a educadores y referentes juveniles a la reflexión sobre la misericordia para jóvenes.

María D. Estremero y Luis Balmaceda (Ediciones Don Bosco Argentina) Buenos Aires, 2016. 102 páginas

Partiendo del interrogante sobre qué significa ser misericordioso como el Padre, María Denise Estremero y Luis Balmaceda justifican su libro asegurando que “Jesús siempre confió y confía en la juventud. La contemplación del rostro amado es una experiencia muy cercana a los jóvenes; es muy común para un joven enamorado, mirar y dejarse fascinar por el rostro amado” (p. 10).

Cada capítulo (son en total siete) se divide en dos: la primera parte es conceptual, en donde los autores resaltan características propias de los jóvenes de hoy –“Las cuestiones simbólicas, como gestos y actitudes, tienen más peso que las palabras” (p. 17)–, y la segunda plantea reflexiones y dinámicas de encuentros para comunidades escolares, parroquiales, juveniles, de base. En el fondo, estas segundas partes son propuestas que invitan a dejarse abrazar por el amor misericordioso de Dios y a la vez ser signos visibles y sensibles de ese amor para que el mundo crea.

Lo llamativo, que da mayor originalidad al libro, son las ilustraciones que abren cada segunda parte de los capítulos. Realizadas por el artista Gustavo Daguerre, son escenas de misericordia que tiene como protagonistas a jóvenes. Ojalá, el segundo paso de Ediciones Don Bosco Argentina, luego de la edición de Ser jóvenes misericordiosos como el Padre, sea hacer láminas de esos dibujos. Sin duda, sería un gran material pastoral para trabajar distintos aspectos y acciones de la misericordia en escuelas, parroquias y otras comunidades de fe.

En el tercer capítulo, titulado Compartí, porque en red todo se transforma, Estremero y Balmaceda cintan al cardenal Eduardo Pironio para definir el concepto de prójimo: “es todo aquel que yo encuentro en mi camino y me necesita”. De esta manera le dejan claro al lector la clave de interpretación del libro.

 

Oración, acción

Liberar, compartir, acompañar, valorar y bendecir son algunos de los verbos a través de los cuales la publicación nos invitan a“palpitar con un mismo corazón de misericordia, porque creemos que los jóvenes están llamados a ser misericordiosos como el padre”, explican los autores, ambos docentes y miembros del Instituto Nacional de Pastoral de Juventud Eduardo Francisco Pironio de Argentina.

Promediando la obra, concretamente en el cuarto capítulo, los autores definen un concepto central del mundo de hoy: el aislamiento. Aunque aclaran que esta palabra no es lo mismo que la soledad: “Frente a las situaciones claves de la vida, descubrimos que la soledad es tan real que casi la podemos tocar. Estamos solos a la hora de decidir, de enfrentarnos a los riesgos, de pasar por experiencias de dolor o enfermedad (…) También podemos afirmar que hay un anhelo de compañía. Todos deseamos encontrar alguien que se haga nuestro compañero de camino” (p. 52).

Como no podía ser de otra manera en una publicación editada y auspiciada por una editorial salesiana, la valoración de las nuevas generaciones como gestoras de cambio es una de las claves del libro. “Esta es nuestra certeza: el Espíritu del Resucitado sigue vivo, actuando, moviendo, animando la vida de las juventudes. Es el Espíritu quien suscita el profetismo. Estamos invitados e invitadas a ser profetas, vivir a contramano, de manera contracultural, y al mismo tiempo hacerlo de modo significativo” (p. 74).

Ser jóvenes misericordiosos como el Padre propone dar rienda suelta a la cultura de la misericordia a través de una dinámica de reflexión para una acción transformadora de la vida personal y comunitaria. Se trata de un material pensado para hacer experiencia de misericordia, para motivar a los jóvenes a animarse y a comprometerse con los demás; a sembrar y cuidar la vida. La misericordia a la que se nos invita es oración y es acción, es lucha y contemplación. Es también para vivir junto a otros, no en solitario. Se trata de salir de uno mismo para hacer experiencia de encuentro.

Estas líneas son solo una pincelada de lo que este libro puede ofrecer a tantos educadores que, tanto en espacios formales como no formales, trabajan con adolescentes y jóvenes que necesitan de una palabra para descubrir la belleza de la vida, que necesitan de un empujón para jugarse y vivir los valores, que necesitan de una compañía amable y comprensiva para descubrir que los otros muchas veces necesitan de uno mismo.

ANALÍA ANCHEL

Actualizado
10/05/2016 | 00:00
Compartir