Libros

Miryam


Un libro de Silvia Vecchini (San Pablo, 2012). La recensión es de Francisco Armenteros Montiel.

Miryam, San Pablo

Miryam

Autora: Silvia Vecchini

Editorial: San Pablo, 2012

Ciudad: Madrid

Páginas: 304

FRANCISCO ARMENTEROS MONTIEL | La editorial Monte Carmelo anunciaba 14 libros sobre la Virgen (VN, nº 2.797): “María. Lecturas recomendadas”; y es que, como sabemos, de Maria nunquam satis; fórmula antigua que, según confesaba el entonces cardenal Ratzinger a V. Messori (Informe sobre la fe), “cuando era un joven teólogo me parecía exagerada”; añade: ahora “comprendo que no se trata de exageraciones de almas devotas, sino de una verdad hoy más en vigor que nunca”, porque la Virgen se presenta como “enemiga de todas las herejías”.

En esta obra editada por San Pablo, Silvia Vecchini, licenciada en letras, poeta, escritora de narrativa infantil y que ama las Escrituras y la lengua italiana, no escribe un tratado de teología; pero tampoco se aparta de la fidelidad a lo revelado, excepción hecha de la concesión a los posibles dolores del parto.

La Mariología considera que las curaciones realizadas por Cristo son señales anticipadas de la nueva vida escatológica que va a conseguirnos con su Redención: libre de sufrimientos y dolores corporales. De ahí que los teólogos opinen que “el modo de entrar el Verbo en el mundo nos hace comprender cuál será el resultado último de su venida a nosotros” (A. Serra), porque la protología del nacimiento indoloro de Jesús es signo del nacimiento escatológico de aquellos que han obtenido la salvación por su incorporación a Cristo.

Mujer y madre, influye en un texto que se puede calificar de primoroso (esmero, perfección, delicadeza). Desfilan los personajes: María y José, Joaquín y Ana, Isabel y Zacarías, Baltasar, Herodes, Simeón, Longinos…; otros, como la criada de Isabel, una amiga y un ama de cría de la Virgen, pastores… Incluso hace hablar a las aguas, al asno, al velo del templo… Podía haber hablado la estrella.

Con naturalidad, destila virtudes y actitudes: generosidad, veracidad, defensa de la vida, obras de misericordia, gratitud, paciencia, providencia y, sobre todo, la libertad y el juicio, y la misericordia divina. En el fondo –dice la autora–, “Dios quiso que los hombres fueran criaturas libres”, lo que recuerda otras palabras: “Dios ha querido que seamos cooperadores suyos, ha querido correr el riesgo de nuestra libertad” (san Josemaría).

La narración –original, que crea expectativa y, a veces, emoción– quizás influya, como Zefirelli o Mel Gibson, en imaginar cómo fueron aquellos sucesos.
Lectura para mayores y, con intención pedagógica, para jóvenes que “descubran” las costumbres judías y las virtudes cristianas.

En el nº 2.801 de Vida Nueva.

Actualizado
21/05/2012 | 18:19
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