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Libros de Cuaresma: Tiempo de conversión


Cinco obras imprescindibles para la Cuaresma (varias editoriales), recensionadas por José María Avendaño Perea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(José María Avendaño Perea) Adentrarnos en la Cuaresma es disponer toda nuestra persona a un tiempo de gracia, de conversión, de renovación profunda, de búsquedas y preguntas hacia la Pascua. La Cuaresma nos trae un anuncio de alegría, lejos de la negatividad: la conversión a Dios y cómo nos convoca a vivir con todas sus consecuencias. Dice el Señor: “He venido para que tengan vida, y vida en abundancia” (Jn 10, 10). El Espíritu nos conduce, como a Jesús, al desierto para cumplir nuestra misión y, así, fortalecer nuestra fidelidad a su Evangelio. Es una llamada al desierto. Dios nos concede el regalo de la compañía de Cristo, con el fin de que nos identifiquemos con él, y la mejor manera es incorporarnos a su misterio pascual.

Creo sinceramente que el mejor material se encuentra en disponer el corazón a la escucha de Dios, y que sea su Espíritu quien nos vaya guiando. En otras palabras, que sea la fuerza y la humildad de la oración la mejor brújula divina. No obstante, las mediaciones importan. Por ello, amigo lector, te sugiero varios libros que llenen de amor, paz, gozo y realismo nuestra vida cristiana.

  • Un práctico dossier de José AldazábalEnséñame tus caminos. La Cuaresma día tras día (CPL)- sigue jornada a jornada este tiempo litúrgico que nos encamina hacia la gran celebración de la Pascua del Señor y nuestra. “La Cuaresma -se lee- es una preparación seria… La consigna inicial será la ‘metanoia’, o sea, el cambio de mentalidad. Para que el hombre viejo, que por desgracia va creciendo muy deprisa en nosotros, vaya cediendo terreno al hombre nuevo. Todo lo que hay de pecado, de antievangelio y antipascua en nosotros, Dios lo quiere destruir, para que así podamos incorporarnos al camino de Jesús hacia la vida”. El autor pretende descubrir en la Biblia luz para nuestra vida y estímulo para mejorar, pidiéndole a Dios: “Enséñame tus caminos”. Se ofrece una presentación de cada una de las lecturas del día y una útil ayuda para la homilía.
  • Juan Martín Velasco considera que “orar es para el ser humano, antes que nada: obligación, exigencia o recurso, una verdadera necesidad. Una necesidad que surge de lo más profundo de nosotros mismos, de nuestro corazón. Habitados -tomemos o no conciencia de ello, queramos reconocerlo o no- por un Misterio que es mayor que nosotros mismos, que nos precede y nos atrae… La oración, por otra parte, no es sólo una necesidad para el ser humano. Es también una bendición”. En Orar para vivir. Invitación a la práctica de la oración (PPC), un hermoso libro y buen compañero de viaje, el presbítero y teólogo nos acompaña con reflexiones sobre la oración en los tiempos litúrgicos, entre ellos la Cuaresma. La conversión cristiana, los pasos en el camino del retorno, el tránsito de siervos a hijos, y los rasgos peculiares de la vida del convertido son puntos que dan contenido a la Cuaresma como un tiempo en el que el Señor nos invita a la experiencia de la conversión. “Como les sucedió a los discípulos, destinatarios de diferentes llamadas de parte de Jesús, y nos sucede a nosotros, que por eso podemos cada año escuchar de nuevo, con ocasión de la Cuaresma, la llamada a convertirnos”, nos anima el autor. Conversión que nos lleva a concretar el amor a Dios y al prójimo: “Si Dios nos ha amado, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (1 Jn 4, 11).
  • Las Benedictinas de la Abadía de Santa Escolástica han hecho un bello y esencial trabajo al ir a los textos patrísticos y presentarnos una selección de ellos como alimento cuaresmal. El tiempo de Cuaresma. Padres de la Iglesia (Edibesa) se inicia con una honda oración del Sacramentario Gelasiano: “Concédenos, Dios todopoderoso, en atención a los ejercicios anuales de la santa cuarentena, la gracia de comprender cada vez más el ejemplo misterioso de Cristo y de reproducir en la santidad de nuestra vida las disposiciones de su alma”. Los Padres de la Iglesia describen la Cuaresma como un entrenamiento de cuarenta días con el que nos preparamos durante nuestra peregrinación a recibir la corona de la resurrección de Cristo y a vivir con él para Dios. Los textos se ocupan del ayuno, la limosna, la oración y la alegría, y, entre ellos, encontraremos a san León Magno, san Agustín, san Ambrosio, Orígenes, Eteria, san Juan Crisóstomo, san Gregorio de Nisa, san Basilio, así como la Liturgia Ambrosiana y Mozárabe.
  • Resaltar la proyección pascual de la Cuaresma es lo que intenta el sacerdote Joaquín Madurga en Celebraciones de Cuaresma y Semana Santa (San Pablo). Aunque de 2003, este libro sigue estando de plena actualidad, proponiendo contenidos históricos, pastorales y litúrgicos. Después, según el autor, “cada uno sabrá desgranar los apartados concretos para charlas, retiros, puntos de estudio para grupos… Pero si deseamos encontrar el sentido de la Cuaresma para nuestro tiempo, sólo será posible rescatando esa dimensión incomparable de formar un todo con la Pascua”. Su obra, útil y didáctica, anima al lector a sumergirse en el tiempo de Dios: tiempo de gracia, de misericordia, de cambio, de arreglo, de proyectos e ilusiones. Un tiempo para recomponerse desde el encuentro con el Señor, con nosotros mismos y con los hermanos. El libro recoge la Cuaresma, la Semana Santa y el Triduo Pascual, y todo con profundas introducciones.
  • El Viernes Santo no se celebra la Misa, sólo se contempla, se admira, se adora, y nos dejamos mirar por el Crucificado. Ese día, en la Iglesia resplandece el misterio de la Cruz. En La fuerza de la Cruz (Monte Carmelo), el capuchino Raniero Cantalamessa nos presenta 39 meditaciones en tono de anuncio, kerigmático o contemplativo, porque, “como en los comienzos de la Iglesia, el Evangelio no se abrirá camino en el mundo por la ‘sabiduría de las palabras’, sino por la fuerza misteriosa de la Cruz”. Estos comentarios a la lectura de la Pasión tuvieron lugar en la Basílica de San Pedro, en presencia del Papa, durante la liturgia del Viernes Santo desde 1980 hasta el año 2000. Una excelente ayuda.

En el nº 2.650 de Vida Nueva.

Actualizado
27/02/2009 | 11:02
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