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La unidad de los creyentes


Un libro de Gerardo Sánchez Mielgo (San Esteban-Edibesa, 2008). La recensión es de Pedro Langa.

Libro-unidad-creyentes

 

La unidad de los creyentes. La Iglesia que pensó el discípulo amado

Autor: Gerardo Sánchez Mielgo

Editorial: San Esteban-Edibesa

Ciudad: Salamanca-Madrid

Páginas: 363


(Pedro Langa Aguilar) Reelaboración y actualización de algunos de sus trabajos en los últimos años sobre eclesiología joánica, esta obra denota que el autor domina el oficio por el desarrollo y enfoque de los temas que conforman sus 13 capítulos. Es de aplaudir que, entre otros títulos posibles, prefiriese La unidad de los creyentes: tiene pulso y garra expresiva para este ensayo eclesiológico, y no carece de oportunidad. Tanta, que ni hubiera sido necesario el subtítulo, pues el discípulo amado, su maestro en faenas de pluma y cátedra, navegó siempre por los mares de la unidad y la caridad.

De ahí que G. Sánchez Mielgo, desde sus saberes bíblico-teológicos, haya preferido con acierto exponer cómo “la escuela joánica nos presenta una eclesiología de la responsabilidad y de la comunión”. Y estas páginas no pretenden ir más allá de un esbozo del profundo pensamiento que de la Iglesia tenía esa escuela, a través de cuya preocupación por la unidad suministra claves válidas para lograr ese propósito.

Naturalmente, no están todos los aspectos eclesiales. Así que, si hace referencia, por ejemplo, a María, el bautismo o la eucaristía, no es por ofrecer una explicación exhaustiva del argumento en el evangelio de Juan, sino sólo para exponer lo que a su juicio puede reportar mejor comprensión de la Iglesia. Dios como Padre, la Iglesia “familia” de Dios y, sobre todo, en cuanto realidad celestial que trasciende la historia, pero que se va realizando de manera permanente por el Paráclito, así como la exaltación (cruz-glorificación) de Jesús, que centra el sentido de la Iglesia en el mundo, ya que es expresión del amor gratuito de Dios a favor de la humanidad, son algunos de los temas estrella.

Ceñido análisis de eclesiología joánica bajo la idea dominante de la unidad, todo un reto para hoy, a la vez que asequible comentario de un evangelio pletórico de imágenes y símbolos. Especiales y novedosos, los capítulos dedicados a la madre de Jesús, y a las otras mujeres de dicho evangelio. Libro, en fin, con el que su autor espera contribuir, en el hoy eclesiológico y social, a una imagen de la Iglesia más atrayente, pues afronta una eclesiología de responsabilidad y comunión.

Libro inacabado, no obstante, por cuanto su autor promete seguir profundizando “para ofrecer algún día una eclesiología más completa y acabada”. Me hubiera gustado ya un detenido tratamiento de Jn 17, 21: ¡qué menos, exponiendo la unidad de los creyentes! Y junto al general, los índices escriturístico y temático: ¡qué menos en un tiempo tecnológico y de prisas!

En el nº 2.689 de Vida Nueva.

Actualizado
30/12/2009 | 08:32
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