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La nueva parroquia


Una obra de Alphonse Borras y Gilles Routhier (Sal Terrae, 2009). La recensión es de Jesús Sastre García.

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La nueva parroquia

Autores: Alphonse Borras y Gilles Routhier

Editorial: Sal Terrae

Ciudad: Santander

Páginas: 208


(Jesús Sastre García) Los autores, profesores en Lovaina –el primero– y en Québec –el segundo–, parten de la siguiente afirmación: la parroquia es una institución fundamental en la vida pastoral de la Iglesia católica; con todo, está en profunda revisión, pues constatan sus limitaciones en la acción pastoral ,“marcada por la movilidad y deudora de una nueva sensibilidad centrada en la experiencia personal y comunitaria” (p. 9). Para poder repensar la nueva parroquia, hay que situar a esta institución en el horizonte de la comunión eclesial y en la dimensión comunitaria sin olvidar su presencia territorial (cf. Christifideles Laici, 26). Para Alphonse Borras y Gilles Routhier, algo está claro: ya no se puede pensar en una restauración de la cristiandad ni en la continuidad de la parroquia tal como está. La renovación de la parroquia debe hacerse en profundidad, con la confianza en la fuerza del Evangelio y estando atentos a la acción del Espíritu Santo. La visión que tienen ellos está en continuidad con otras publicaciones recientes sobre el presente y el futuro de la parroquia.

El hilo conductor del texto es el siguiente: en el primer capítulo, se nos presentan cuatro modelos de parroquia con la finalidad de que el lector identifique su propia realidad parroquial; el segundo capítulo se refiere a las transformaciones sociales y a su influencia en la vida eclesial y parroquial, lo cual ha supuesto un cambio importante en el “paisaje parroquial”; el tercer capítulo aborda las referencias para, juntos, abordar la renovación de la parroquia; el cuarto capítulo sitúa a la parroquia en la Iglesia local, pues únicamente desde la Iglesia local se pueden pensar los ajustes, cambios y propuestas para la nueva parroquia. La naturaleza eclesiológica de la parroquia sólo se puede comprender desde la teología de la Iglesia local según el Concilio Vaticano II. Esto explica que la consideración de la parroquia como una comunidad de fieles “constituida de manera estable en la Iglesia particular” (c. 515, 1) sea el elemento de fondo en todo el replanteamiento.

Ahora bien, ¿cómo puede una parroquia llegar a ser lo que se dice que es por definición? Y ¿cuándo una comunidad de fieles puede ser considerada parroquia y como tal dotarla canónicamente de este carácter? “Por medio de los servicios que puede ofrecer, pero sin reducirse a un ‘servicio público’, la ‘comunidad parroquial’ hace visible y asequible aquello a lo que nos urge el Evangelio: un camino espiritual, una fraternidad posible, una humanidad reconciliada” (p. 120).

Orientaciones fundamentales

El capítulo tercero (Aspectos teológicos y canónicos de la remodelación parroquial) constituye la aportación más importante del libro. Los 14 aspectos en él abordados por los autores constituyen las orientaciones fundamentales para plantear el itinerario hacia una parroquia nueva. No sólo son valiosos cada uno de los aspectos, sino que están entrelazados entre sí por una lógica interna tan fuerte que difícilmente pueden darse los unos sin los otros. Esta conexión facilita el que la renovación de la parroquia se aborde en su totalidad, sin quedarse en retoques o arreglos parciales que, a la larga, nada importante solucionan.

Con mucho acierto, Borras y Routhier tratan otro aspecto para la renovación de la parroquia: su incapacidad para abarcar la totalidad de la misión de la Iglesia local; en consecuencia, tiene que tener muy en cuenta otras realidades eclesiales. Por razones teológicas y eclesiológicas, la pastoral tiene que ser contemplada desde el plano diocesano. “Hoy en día, hay que pensar la Iglesia a partir de tres sociabilidades principales: la comunidad, la asamblea y la red” (p. 203). El desarrollo interrelacionado y creativo de estos tres elementos abre perspectivas para repensar la renovación de la parroquia y de la Iglesia local de manera conjunta.

La conclusión del libro lleva por título Alegato por una espiritualidad del exilio. La renovación de la parroquia es una exigencia de fidelidad a Dios y a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Dicen los autores que las mayores dificultades vendrán de los fieles practicantes y de los “cuadros” que dirigen la vida parroquial en la actualidad. A todos nos cuesta pasar a una “lógica de proyecto”, pues preferimos la comodidad del presente aunque nos deje insatisfechos y constatemos los escasos resultados que tenemos. Estamos en tiempos difíciles; por lo mismo, hay que centrarse en lo esencial, mantener la esperanza y proyectar bien el camino de renovación que nos lleve a la meta propuesta: la nueva parroquia.

El libro se lee muy bien, con agrado y gozo interior. La exposición es convincente y argumentada; relaciona los datos de la realidad, la reflexión teológica y las propuestas pastorales. La extensión y el nivel de comprensión hacen que el libro pueda ser leído y comentado en los grupos de muchas parroquias preocupadas con su renovación.

Dos carencias pueden constatarse en esta obra, debidas más a la limitación por la extensión del texto que al olvido de los autores. Creo que la renovación en profundidad de la parroquia viene cuando ésta asume como tarea primordial la “iniciación (o reiniciación) cristiana” de sus miembros. Sin esto no es posible la comunidad, la corresponsabilidad, el testimonio, la acción misionera, etc. La parroquia básicamente es comunidad iniciática, pues su cometido fundamental es “engendrar” a otros en la fe y alimentar la vida de los convertidos. El otro aspecto que enriquecería el libro es haber dedicado un capítulo breve a diseñar el itinerario pedagógico para llevar a cabo en cada parroquia –con las debidas adaptaciones culturales y geográficas– la remodelación propuesta. La claridad en la mente y el propósito de la voluntad necesitan de orientaciones prácticas que hagan viable lo uno y lo otro. Esta tarea pedagógica es inherente a la teología pastoral. Las carencias referidas aparecen en el libro, pero considero que necesitarían un tratamiento más extenso y sistemático.

En el nº 2.673 de Vida Nueva.

Actualizado
04/09/2009 | 09:32
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