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La mirada católica


Un libro Félix García Moriyón (PPC, 2012). La recensión es de José Manuel Lozano-Gotor

La mirada católica, Félix García Moriyón, PPC

La mirada católica

Autor: Félix García Moriyón

Editorial: PPC, 2012

Ciudad: Madrid

Páginas: 204

JOSÉ MANUEL LOZANO-GOTOR | Reconocido filósofo personalista de amplia obra ensayística y vocación didáctica, el autor es, amén de creyente comprometido, sindicalista de larga trayectoria en la CGT. Tales datos sirven no solo para situar a Félix García Moriyón, sino para apuntar algunos de los valores de este libro: el gusto por la argumentación bien ponderada, el profundo conocimiento de la tradición teológica cristiana y sus problemas filosóficos, la interesante perspectiva que aporta el compromiso compartido con personas no creyentes y críticas con la Iglesia y, por último, la pasión por la libertad y la verdad. Leer una reflexión sobre la fe católica impregnada de estas actitudes siempre es reconfortante.

Tras una breve caracterización de la sociedad secularizada, el catolicismo es definido como una forma de estar en el mundo, una manera de ver y actuar desde convicciones profundas compartidas por los creyentes (cap. 1). Tales creencias básicas aseguran la unidad de los católicos, pero no son óbice para que en la Iglesia exista un considerable pluralismo (cap. 2).

A continuación, se exponen algunos rasgos de la “mirada católica”. El catolicismo se distingue por una decidida apuesta por la libertad, incluso ante Dios mismo, que obedece a la experiencia de haber sido liberados de la ley y el mal (cap. 3). El optimismo radical que suscribe, fruto de la fe en que el mundo es creación divina, no está reñido con una clara conciencia de los horrores de la historia (cap. 4).

El mal y el sufrimiento que sin cesar oscurecen la vida humana no erosionan la confianza en que esta posee sentido y dista de ser un absurdo. Tal confianza se apoya en que hemos sido creados a imagen de un Dios que nos llama a vivir en plenitud y, pese a desconcertantes silencios, ha compartido en Jesucristo el sufrimiento de los inocentes (cap. 5).

Luego está la convicción de que Dios es el amor en persona o, dicho de otra forma, una comunidad de personas en permanente relación de amor que, lejos de agotarse en sí, se abre para incluir al mundo en su seno. Por eso, si queremos parecernos a Dios, amar es lo más importante y debe concretarse en la lucha por la justicia social y en una cultura de la caridad (cap. 6).

A nuestra finitud se debe que no siempre hagamos buen uso de la libertad, lo que abre la puerta al pecado. En él confluyen la culpa personal y el hecho de que estamos sujetos a múltiples influencias externas que nos desencaminan. Sobre este trasfondo se discuten las doctrinas del pecado original y el infierno. Pero, por encima de todo, resplandece la experiencia del perdón divino, que supera cualquier pecado y posibilita un nuevo comienzo (cap. 7).

Por mucho que se pretenda hacer de él un asunto privado, el catolicismo no puede renunciar a su vocación pública. Tras unos apuntes históricos, el autor esboza tres modelos actuales de presencia pública (martirial, integrador y superador), decantándose por el último de ellos, que aúna el compromiso a favor de este mundo con la certeza de que el cristiano aspira a algo que trasciende a este (cap. 8).

Estamos, pues, ante una reflexión bien estructurada y certera, en el tono y en el fondo. Llama la atención, eso sí, la colocación de algunos acentos (p. ej., el protagonismo del sacramento de la Penitencia en su forma clásica, a costa en parte de la Eucaristía). Quizás habría sido deseable mayor atención a esa estructura de pensamiento que se suele denominar sacramental, así como algunas indicaciones expresas a lo que diferencia lo católico de otras confesiones cristianas.

En cualquier caso, la obra lleva a término con sobresaliente los dos objetivos que se plantea: iluminar al creyente sobre sus creencias básicas y hacerlo en diálogo respetuoso y exento de prejuicios con el no creyente.

En el nº 2.831 de Vida Nueva.

Actualizado
11/01/2013 | 06:25
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