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‘La hora del laicado cristiano. Una propuesta’


Un libro de Javier Garrido (Sal Terrae) La recensión es de Isabel Gómez-Acebo

La hora del laicado cristiano, un libro de Javier Garrido, Sal Terrae

Título: La hora del laicado cristiano. Una propuesta

Autor: Javier Garrido

Editorial: Sal Terrae

Ciudad: Santander, 2016

Páginas: 232

ISABEL GÓMEZ-ACEBO | El final de la lectura de este libro, publicado por Sal Terrae, me coincidió con la canonización en Roma de la madre Teresa de Calcuta el pasado mes de septiembre, lo que me suscitó un buen número de preguntas: ¿por qué nunca se eleva a los altares a un laico? ¿Es que no los hay? La verdad es que todos conocemos alguno, pero son anónimos y no salen en los medios de comunicación. Claro que tampoco hay una comunidad detrás que presente y defienda su causa en Roma. Dicho esto, tengo la impresión de que la presente obra de Javier Garrido quiere marcar una senda, hasta ahora inexplorada, para que sean más numerosos los laicos santos.

Me gusta la reflexión que presenta en las primeras páginas sobre la identidad laical, que no debe hacer referencia a la de sacerdotes y religiosos –como se ha hecho hasta ahora–, sino asumiendo su propia vivencia. Esta idea que preside el libro es la que le permite abrir caminos a lo nuevo. Los laicos son ese león dormido, al que se alude con frecuencia, que no se siente llamado a transformar el mundo porque no se ha contado con él o se le han exigido conductas ajenas a su vida que no puede llevar a cabo. Su despertar exige que, sin abandonar el entorno en el que vive, sea luz, semilla y levadura del Reino, desde dentro y desde abajo, lo que supone desarrollar un nuevo modelo de Iglesia, que es el difícil reto al que se enfrenta esta obra.

El autor distingue dos etapas en el camino laical: la vida preteologal, que puede generar una existencia coherente y generosa, pero no es el ideal; y la vida teologal, que han alcanzado los que viven vocacionalmente su laicado y dejan a Dios la iniciativa en su devenir teniendo como modelo la persona de Jesucristo. Garrido apuesta por este segundo camino y desgrana en sucesivos capítulos las mediaciones para que se haga efectivo: afectos, vida laboral, sufrimiento, oración, eucaristía, sacramentos, relaciones y pertenencia a la Iglesia, en la que nos situamos todos, pero en distintos lugares de inserción: unos con más compromiso personal que otros. Este recorrido tiene vocación universal, ya que está pensado para hacernos capaces de humanizar y evangelizar el entorno en el que nos toca vivir.

Es valiente el autor, porque se atreve a desacralizar “verdades de toda la vida” y pone a los laicos en el centro de la Iglesia en detrimento del clero. Propone sendas atrevidas, hasta ahora no transitadas, con el riesgo de que algunos las declaren utópicas, mientras que otros consideren que no pueden llevarse a buen puerto. Pero pienso que Garrido contaba con estas reacciones, aunque no le afectaron, porque la Iglesia es un gran elefante al que le cuesta moverse.

Pero le bastará con que alguno de sus lectores se quede con ideas que él propone para afianzar su relación con Dios y Jesucristo. Si los hay, se convertirán en santos no canonizados, cuyo modo de vida planteará interrogantes a sus compañeros de camino. Así, desde el anonimato de su evangelización, irán abriendo círculos. Creo que este es el deseo del autor del libro que aquí presentamos.

Publicado en el número 3.014 de Vida Nueva. Ver sumario

Actualizado
02/12/2016 | 00:09
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